CHANTAL Entramos en el elevador y yo solo pensaba en cómo sería mi reunión con Franco. Recordaba muy bien aquellos días en los que él me había conocido como Chantal Mijares. No era la hija de una pros**tituta, ni tampoco importaba lo que la gente dijera. No había indicios de una boda, ni tampoco un video viral que haría de mi vida social un infierno. Era feliz. Franco sabía ser un caballero. Me retracto, fingía muy bien ser uno. Tan es así que nunca sospeché que se estuviera tirando a su mejor amiga, mientras yo planeaba nuestra boda. Aun así, era increíble pensar que alguna vez tuve una relación decente con él. Que en algún momento me defendió de Inés, su propia madre. Me pidió matrimonio con una cena romántica en uno de los restaurantes exclusivos de la ciudad. Le había dicho que sí