ZANE Durante todo el día estuve con Chantal viendo más cosas sobre la joint venture. Luego de la desagradable mañana que tuvimos en la oficina del Franco, que de franco no tenía más que el nombre, Chantal me sacó prácticamente a rastras del lugar. — ¿De verdad estás bien? —Le pregunté cuando nos encaminamos al auto, luego de ver algunos documentos en mi oficina. — Zane, de verdad estoy bien. — ¿Y qué pasó con el contrato? —Me le pregunté. Era un tema que no había querido tocar conmigo desde que habíamos salido de las instalaciones de Bianchi Motors. Suspiró. Antes de arrancar el auto, la observé por un momento. Se veía cansada, preocupada por cosas que no estaba dispuesta a hablar conmigo. Era normal, para ella era solo un extraño que intentaba no juzgarla. Lo que ella no sabí