Esa tarde Clayrer había optado por quedarse más tiempo de lo normal, nuestras pláticas eran variadas y a la vez lejanas a nuestras vidas, tal vez por temor a sentir lástima por el otro. —Dios mío— murmuré al tallar mis ojos, darme cuenta de la situación que nos envolvía solo me tomó segundos. Recordó haber llegado mi vista al hombre que dormía a mi lado pacíficamente con los labios semi abiertos, soltando pequeños ronquidos mientras presionaba mi cintura, aquella noche no había ocurrido nada más que ciertas caricias inocentes y eso para mí fue un alivio. Al estar más consciente llevé mi vista aún pequeño reloj que adornaba la mesa de noche, seis de la mañana marcaba aquel aparato informándome un nuevo día. Así es... él había pasado la noche a mi lado. —Clayrer— intenté despertarlo, ya