Hay tantas sensaciones, sus dedos en mi piel ardiente, su boca en mis pechos sensibles, su polla en mi abertura. Siento la humedad en mis piernas creciendo por segundos, haciéndome sentir caliente, palpitante y dolorosamente anhelante.
− Tendrás que preguntarme… susurra mientras su lengua hace un recorrido enloquecedor por mi cuerpo, pasando por mis pechos, esternón, clavículas, cuello, barbilla, hasta llegar a mi boca. Donde repite las palabras ya dichas y usa otras nuevas para provocarme.
— Si quieres venirte, tendrás que pedírmelo. —Luka acerca su boca a mi oreja y la muerde.
— ¡Pregunta, Malena! —El aliento calienta mi piel, hace vibrar todo mi cuerpo: — ¡Pídeme que haga que tu coño se corra entre mis dedos! —Las palabras son como látigos, azotan mi deseo y lo multiplican por mil. E
