Milo observaba a Rosa con preocupación.
—¿Tan malo es? Además ¿cómo sabe que ella volverá con él? — Rosa suspiró.
—Ayer cuando llegué ella estaba con él afuera de la casa, y hoy Sander fue a casa a desear que tuviera un buen primer día de trabajo — dijo poniendo los ojos en blanco. — No estoy diciendo que el hombre sea un demonio, pero a mi Madison no me engaña, estoy segura que él está en drogas, ella a querido ayudarle, aparte que tienen cierto tiempo juntos, se que ha sido su primer hombre y que ha sido muy importante para ella, pero también sé que no es para ella y que no está enamorada — Milo no sabía lo que crecía en su interior, eran sensaciones extrañas que nunca había sentido.
—¿Cómo sabe todo eso? — Rosa sonrió.
—¿Por qué? Porque soy vieja, porque conozco a mis nietas, supe el mismo día en que ella había estado con él, yo no debería estar hablando de todo esto contigo, pero de verdad le tengo confianza y no tengo con quien hablar. Además una mujer cuando está enamorada se nota en sus ojos, en la forma en que actúa. —Rosa miró los ojos de Milo sin despegarse de ellos —Por eso siempre le he dicho que Sabira no está enamorada de usted, como usted tampoco de ella puede que al principio haya tenido un pequeño enamoramiento por ella, pero no creo que estuviera enamorado de verdad — Milo se revolvió incómodo, hablar con Rosa era a veces inquietante, un minuto atrás hablaba de su hermosa nieta y ahora había cambiado el tema drásticamente hacía él. Recordó la primera vez que ella le había dicho que Sabira no estaba enamorada de él, le dolió, mucho, pero estaba seguro que en parte había sido su ego de hombre lastimado y la otra pequeña parte fue porque si no estaba enamorado de su mujer, al menos si la quería.
—Con su nieta, se que todo saldrá bien ya verá — dijo poniéndose en pie, cosa que hizo Rosa también, Milo la abrazó con fuerza — y con respecto a mí, bueno haré lo posible porque me usted señora bruja, pueda verme muy feliz — le dijo cariñosamente. En ese momento la puerta se abrió y Milo se giró encontrando a su mejor amiga y amigo, otros que no sabían tocar la bendita puerta, ¿cuando iban a entender? Sabía la respuesta a eso, NUNCA, ya que él era igual que ellos.
—¿A qué se debe esta hermosa reunión? — preguntó Ginna
—Sabes que mi Rosa es la mejor dando consejos. — Milo no había quitado la sonrisa de su rostro, Ginna llegó hasta él y lo abrazó.
— Te ves mejor que ayer, pero has llorado — Milo la miró y siguió sonriendo.
—Sólo descanse como me dijiste y sabes que Sabira nunca faltan los problemas — soltó a su amiga y se dirigió a su amigo, a quién abrazó muy fuerte. — Eddy, amigo, ¿cómo estás?
—Estaba bien, pero ahora estoy mucho mejor, ¿Quién es la hermosa rubia que está afuera? — a Milo la sonrisa se le borró de la cara y sin saber porqué un ardor se le instaló en la boca del estómago, Ginna fue la única que lo notó, por lo que lo miró muy detenidamente.
—Es mi nieta Madison, y será la nueva secretaria de Milo. — Eddy inmediatamente sonrió como el gato del país de las maravillas.
—¿En serio? Creo que me voy a instalar en esta oficina — cuando Milo iba a decir algo, unos golpes en la puerta llamó la atención de todos.
—Adelante — dijo Milo algo irritado, sin saber porqué, Ginna seguía cada movimiento de su amigo.
Madison entró algo nerviosa con una bandeja en la mano, Milo al verla fue de inmediato a ayudarla.
—Me tomé el atrevimiento de traer las bebidas preferidas de cada uno, según me ha dicho mi abuela. — Rosa la miró orgullosa, mientras que Milo lo hizo con un brillo especial, la voz y la presencia de Madison lo hacía sentir en paz.
—¡Vaya! — dijo Eddy sorprendido mientras tomaba su taza de café — Quiero una como tú en mi oficina — Milo miró a su amigo con ganas de asesinarlo, pero ver la sonrisa que ella le dio a él lo desarmó. Ginna probó su té y no pudo evitar sorprenderse.
—No pensé que alguna vez iba a decir esto, pero, Rosa de mi vida, este té es mejor del que me preparas y eso es algo muy sorprendente. — Madison no pudo evitar sonrojarse.
—Mi nieta será la mejor, estoy muy segura de ello. — una voz se oyó desde afuera.
—Gracias abuela, iré a ver quién es, compermiso — Milo seguía sin decir una sola palabra y en cuento Madi abandonó la oficina él suspiró, fue en ese momento que notó la mirada de su amiga en él, quién le sonreía maliciosamente, ella era su mejor amiga de toda la vida, al igual que Eddy.
—Yo iré a trabajar, mi niño, recuerde su reunión en media hora. — Milo suspiró frustrado, no tenía cabeza para nada.
—Yo iré a la reunión con Eddy y Rosa, tú descansa, o si quieres trabajar lo haces, así te distraes. Además si necesitas algo Madison estará afuera. — Ginna sonrió con picardía y él lo notó.
—Yo puedo quedarme con Milo, así él descansa y yo trabajo, y si necesito algo llamo a Madison. — Rosa se echó a reír en cuanto oyó al joven, Ginna sólo pudo mirar el semblante enojado de Milo.
—Quieres por favor, dejar de decir tonterías y respetar a la nieta de Rosa. — por primera vez Eddy notó lo que Ginna había descubierto hacía rato.
—Bien, iré con ellas — dijo aún divertido. Milo solamente asintió.
—De acuerdo, de verdad muchas gracias, ustedes hacen mi vida mucho mejor. — dijo Milo realmente agradecido con sus amigos, esas personas que siempre habían estado para él y nunca lo habían dejado solo, así él se los hubiera pedido muchas veces, ellos eran su soporte.