CAPÍTULO 8

1097 Words
—Gracias — le dijo él, mientras seguía mientras la seguía abrazando.  —No tiene porqué, ahora vaya a tomar su café, que no quiero que se enfríe, yo seguiré trabajando. — Milo se separó de ella para poder mirarla a los ojos.  —Tienes un hermosa pureza por dentro Maddie, espero nunca la pierdas — ella simplemente  asintió con su rostro sonrojado, luego salió de ahí. Milo la siguió con la mirada hacia tanto no se sentía así de bien. …. Los días empezaron a pasar y Madison cada vez se acoplaba más al trabajo, era una mujer muy trabajadora, pero no sólo eso, también era muy leal, honrada, honesta, servicial y justa, Milo empezó a sonreír más, estar en el trabajo era su refugio desde siempre pero ahora lo sentía más, Rosa solo estaba hasta el mediodía, por lo por las tardes Madison lo acompañaba por las tardes a tomar un café mientras hablaban, Ginna lo había notado desde un principio y aunque a Eddy le costó más también lo notó y saber que Milo estaba interesado en alguien que no fuera la bruja de Sabira era magnífico.  Luego de dos meses Madison se había dado cuenta que esas pláticas con su jefe le habían hecho ver más de ese cuerpo y esa cara tan perfecta, él era demasiado bueno y estaba sufriendo mucho. Y Madison quería consolarlo siempre, algo había crecido en ella, sabía lo que estaba pasando, pero ese sentimiento no podía detenerlo, por más que se decía que ese hombre era prohibido, que estaba casado su corazón parecía no querer entender, tanto era lo que estaba sintiendo que estaba asustada, además que había estado rechazando a Sander el último mes, ya nada era lo mismo, y ella lo sabía desde que él le había puesto una mano encima.  Recogió sus cosas para irse a casa, estaba realmente cansada, había sido una semana con gran trabajo. A su abuela le harían la despedida de la empresa la próxima semana y ella estaba feliz de que ya no trabajará más, lo había hecho por muchos años, solo por sacarla a ella y a su hermana adelante.  Observó la puerta de la oficina de Milo, se acercó hasta ahí y tocó suavemente.  —Adelante — ella abrió y lo vio aún pegado a la pantalla de su computadora.  —Ya me voy señor, debería hacer lo mismo, mañana tenemos una reunión muy importante — Milo al oírla de inmediato se giró a verla y sonrió.  —Seguiré tu consejo, pero cuando termine esto, en unos minutos más me voy — dijo sin dejar de sonreír, Milo sabía que le gustaba esa mujer, lo supo desde el día en que la había visto, compartir día a día con ella lo había ilusionado como un tonto adolescente.  Maddie giró un poco la cabeza para mirarlo, ya le había agarrado bastante confianza en ese tiempo.  — Señor Bianchi, le recuerdo que hemos trabajado mucho durante este mes y hemos adelantado trabajo hasta de dos semanas más, así que vaya a descansar, no quiere que después se enferme por tanto trabajar — si voz sonó a mando y Milo en ningún momento quitó la sonrisa, por el contrario se carcajeo al oírla.  —De acuerdo jefa en este justo momento recojo para irme a casa.  — Así me gusta.  —¡Vaya! Esto es un milagro, Milo Bianchi obedeciendo — dijo Ginna llegando desde atrás de Maddie, Milo por su parte negó con la cabeza divertido. — definitivamente voy a darle un aumento a esta mujer, es un ángel — Milo asintió.  —¿Ya te vas? — preguntó él á Ginna.  —Sí, venía a decirte que fuéramos a comer, Eddy ya iba bajando. — Maddie supo de inmediato que ya ella había cumplido con su trabajo y de que su jefe saliera de la oficina.  —Bueno, yo los dejo, debo irme, que pasen buenas noches y nos vemos mañana. — su mirada iba hacia esas dos personas, pero no podía evitar mirar de más a su jefe. — Ginna sonrió al verlos, espero a que Madison se fuera y luego miró a su amigo que estaba cerrando.  —No empieces — le dijo al ver la mirada que le daba Ginna mientras se dirigía al ascensor, ya ella le había hablado de Maddie, solo que él simplemente la ignoraba.  —Sí, sí empiezo, crees que no me he dado cuenta de cómo se miran, ¡Dios! Si parece que no pueden dejar de verse, Milo, ustedes dos se gustan, ya te lo he dicho millones de veces en estos dos meses. — Milo sentía un festival de mariposas en su estómago cada vez que pensaba en la posibilidad de que Maddie se fijaría en él.  —Sí, y yo te he dicho millones de veces que estoy casado — dijo mientras entraba en el ascensor con su amiga. —Con una mujer que no vale la pena, ¿hasta cuando piensas seguir con ella? ¿Qué estás esperando para divorciarte? —Milo se removió incómodo, en especial porque desde que Maddie estaba en su vida, busca en la intimidad a su esposa, ya que la hermosa rubia con rostro de ángel lo excitada demasiado, y hasta la fecha nunca le había sido infiel a Sabira, claro que seguía cumpliendo con su palabra de usar condón, lo feo venía después, cuando terminaba se daba un baño porque se sentía sucio y no sabía el motivo, siempre buscaba irse a dormir después, no le interesaba hablar con su esposa, una que al parecer seguía tomando.  —Ginna, te amo, eres la mejor amiga del mundo, pero por favor, no quiero hablar del tema. Mi relación con Sabira es muy complicada, lo sabes. —Porque quieres Milo, pero está bien no insisto, y como veo que me equivoque y no te interesa Madison, hay un joven hermoso, trabajador y bueno en el área de recursos humanos, le daré luz verde. — Milo miró a su amiga realmente molesto y una hoguera se instaló en su estómago.  —No empieces a meterte donde nadie te llamó — las puertas del ascensor se abrieron y ellos salieron.  — De hecho si me han llamado, ya te dije, no había dado luz verde porque pensé que estabas interesado y lo había despistado, pero ahora…  —Ahora nada — rigió Milo — no quiero a ningún imbécil cerca de ella, ¿te queda claro? — Ginna lo miraba a los ojos, pensaba contestarle cuando escucharon a Madison fuera del edificio discutiendo con alguien. 
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