—Pero… ¿Pero qué haces aquí? — dijo asombrada, Milo la miró sonriente y le tendió la mano, ella la miró y luego volvió a mirar los hermosos ojos casi negros, para luego tomar la mano de Milo, el con algo de fuerza la jaló hasta pegarla a él. —Vine a decirte que te extrañé — y antes de que Maddie pudiera responder la besó, ella estaba más que sorprendida pero por unos minutos olvidó todo, y siguió ese beso, porque lo necesitaba, porque ella también lo había extrañado, y mucho. Milo no había pensado en hacer las cosas así, pero en cuanto la vio tan sensual no pudo evitar besarla. Sus manos recorrieron la espalda descubierta de ella. Maddie sintió un calor recorrerla por entera, pero aunque sentía ganas de llevar ese calor más allá se separó de él. —¿Qué haces? No debemos, usted está cas