Pasaron los días y finalmente Aurora pudo quitarse el cuello ortopédico, el gupi doctor había dado seguimiento a su flacidez. —Aurora estás lista, ya puedes mover tu cuello pero por favor aún así, hazlo con cuidado— Decía el doctor Diego. —¡Muchas gracias! Fuiste muy amable conmigo— Le dijo mientras tomaba su mano como agradecimiento. —Me gustaría invitarte a tomar un café, ¿Te parece? Puede ser en la cafetería del hospital— Preguntó. —¡Como decirle que no a mi doctor favorito— Respondió con una sonrisa. Después de unos pocos minutos, Aurora acompañó al doctor Diego a la cafetería, pidieron un café y tomaron asiento. —Espero no tener que volver al hospital— Decía Aurora. —Solo debes cuidarte un poco más y verás que tardarás en venir— Le respondió. —Agradezco su atención, de verdad