Después de aquel momento romántico, William y Aurora regresaron a la mansión. William estaba decidido a no dejarla ir, Aurora se había convertido en el centro de atención de su esposo. —Buenos días— Dijo Aurora al entrar al comedor. —Aurora que bueno que regresaste, me alegro mucho que estés aquí— Dijo Estela. —Pensé que estarían enojados conmigo por todo lo que dijo Gretel— Confesó Aurora con temor. —Si mi hijo piensa que tú eres su felicidad, a nosotras no nos importa nada del pasado— Comentó Sofía. Autora y William tomaron asiento para desayunar junto a todos los demás. —Aurora no se irá de esta casa, este es su lugar y como mi esposa se lo daré— Dijo William. —Me alegro mucho hermano, esa es una buena decisión— Dijo Paolo. —Tengo que irme a trabajar, tomaré un baño y me marcho