Despedirnos de María, Antonio, Isa y David fue algo muy emotivo, aunque fue poco el tiempo que compartimos, este fue muy significativo. El sentirme completamente aceptada por una familia, después de tanto tiempo de haber perdido la mía es algo indescriptible, pero me hace sentir completa. Jorge en estos momentos duerme como si no lo hiciera hace un siglo y no lo culpo porque estas dos últimas noches no han sido de mucho descanso que digamos, sino más bien de celebración. Solo espero que no vaya a levantarse con resaca por todo lo que tomó celebrando su cumpleaños. Mientras tanto yo busco por toda la casa un bombillo de repuesto para la cocina, pero no encuentro nada… mi último recurso es entrar a la vieja habitación de mi abuela, la cual permanece bajo llave y el armario se volvió un peq