La casa Hoffman; aquella gran mansión estaba frente a mí. Tantos rumores: los hermanos Hoffman son unos demonios, aquel que entre a esa casa no sale más, entre más lejos de ellos mejor.
El miedo de que si lo que se decía era verdad invadía mi mente, pero los ignoro ya que no hay prueba de que estos sean reales y en estos momentos necesito ayudar a mi familia con mi edad y la poca experiencia que tengo realmente es un milagro que me contrataran.
Respiro profundo y continuo mi camino hacia la gran puerta. Toco dos veces y la puerta es abierta por una señora morena que me observa de arriba abajo detalladamente.
Apuesto que no pensaba que era tan joven.
—Buenos días, mi nombre es Krystine Simmons me contrataron como la nueva enfermera— sonrío y extiendo mi mano en forma de saludo.
La señora no deja de mirarme como si me analizara, aun así, toma mi mano y acepta el saludo.
—Bienvenida, adelante— entro; ella cierra la puerta y camina detrás de mí.
Observo toda la decoración de las paredes, la variedad de pinturas, la gran lámpara que cuelga del techo. Si por fuera se ve grandísima por dentro lo es mucho más; aunque se siente como si le faltara vida.
—¿Me repites tu apellido?
—Simmons— respondo rápidamente saliendo de la ensoñación.
Me indica que la siga, pasamos unos pasillos y llegamos a lo que si no me equivoco es la cocina o por lo menos la principal.
—Señorita Simmons; mucho gusto mi nombre es Ada, pero me llamaras Señora Backer—dice fríamente.
Siento como mi espalda se tensa al ver como agarra un uniforme y me lo entrega.
—Póngaselo por favor, el baño es la tercera puerta del pasillo anterior— asiento y voy al baño.
Ya puesto me observo es un vestido un poco más debajo de las rodillas color blanco con líneas rojas y un mandil blanco con bordados. Salgo y regreso donde la señora Ada.
—Bueno señorita usted todavía no cuidara directamente a los hermanos, simplemente les servirá de compañía u ayuda en los que ellos necesiten. Cuando vea que esté completamente lista podrá suministrarle los medicamentos sin necesidad de mi presencia; ¿Entendió?
—Como usted diga señora Backer.
—Por cierto, los hermanos pueden ser muy manipuladores no te dejes engañar—comento fríamente.
Tal vez los rumores si sean ciertos después de todo o lo dice así porque le caigo mal.
Una fuerte alarma empieza a sonar por toda la cocina, Ada mira con atención un reloj donde parece provenir aquel sonido.
—Hora del desayuno; acompáñeme.
Sobre la encimera hay dos platos con diferentes tipos de alimentos; me señala uno y ella agarra otro, subimos unas largas escaleras nos detenemos en una puerta color blanco y toca la puerta.
—Adelante.
La enorme habitación se encuentra casi oscura, el sol que cuela por la venta me deja ver unos largos libreros. Cerca de la ventana se encuentra una silla; puedo ver la sombra de la persona que la ocupa.
—Luka, ella es la señorita Simmons será tu nueva enfermera— le informa Ada
Luka Hoffman el mayor.
Se levanta, es alto; cuando alzo la mirada veo que me observa deteniéndose en mis labios.
—Un placer, que hermosa es usted señorita— dice coquetamente.
Su voz es gruesa y sus palabras hacen que me estremezca.
—Luka deja esos comentarios— pide Ada molesta.
Su risa provoca que se me erice la piel.
—Ada, ¿acaso el gato le comió la lengua a la señorita que no se defiende ella? — responde sarcásticamente.
—No, Luka en comparación a otras ella es educada y respetuosa— Puso sobre una pequeñita mesita el plato que traía.
—Esto será muy divertido o tal vez interesante— susurro con una pequeña sonrisa.
La señora Becker suspira y juntas salimos de la habitación.
—Una disculpa señorita, es su forma de darse a conocer— comento algo avergonzada.
—No se preocupe entiendo— sonrío.
—Vamos aún nos falta el otro joven.
Esto apenas es el comienzo.