Llego al edificio y me cruzo con Macarena, se me viene a la cabeza enseguida la imagen de Arturo, ya no puedo criticarla a ella y a Iker. —¡Buenos días! —digo por cortesía, estoy de muy buen humor. —¡Hola! —dice, parece dudar en decirme algo pero se anima. —¡Mis pasantías acabaron ya! hoy saldremos para hacer mi despedida, vendrá Iker, Roraima, otros, esperaba que viniera usted y Arturo. Me sorprende su invitación porque la he tratado siempre como a una cucaracha, pero supongo que invitó a Arturo y él le dijo que dependía si yo le daba permiso, sabe bien mi opinión sobre sus amistades en el trabajo. —¡Claro! Sí, claro, pensé que te quedarías con nosotros. —¡No! Ya conseguí otro empleo. —¡Bien Macarena! Te felicito. —¡Gracias! —dice y se baja feliz en el piso 14. Se va feliz con