DESCUBRIENDO EL AMOR

1097 Words
Janet se vuelve a sonrojar, y dice: —    Ni siquiera me has preguntado si tengo novio o esposo, y ya estás en esas. Joaquín se sonríe, y luego le dice a Janet: —    ¿Tienes novio? —    No te voy a responder todavía, hasta que me digas, ¿de dónde vienes?, ¿y de que familia perteneces? —    Está bien, es lo correcto… bueno, yo vengo de un pueblo costero llamado: Cabo de palos- Murcia, tienes que conocerlo, la brisa del mar es espectacular. —    Janet se sorprende, y le expresa a Joaquín. —    ¿Conoces el mar? Joaquín se ríe bastante de esa pregunta, y luego le responde a Janet: —    Yo nací y me crie en el mar, por eso te dije que vengo de un pueblo costero. Y mi familia es como muchas, hay de todo un poco, pero en general… la familia Alarcón es conocida haya en Cabo, como una familia pacífica. —    Joaquín… no tengo novio. —    ¿Cómo es posible eso? —    No sé, no había aparecido alguien que me interese. —    ¿Pero ahora sí? Janet se pone un poco nerviosa, y al final dice: —    Si, ya apareció alguien. —    ¿Y ese alguien es un chico alto de ojos verdes y de cabello castaño? —    Pues… sí. De inmediato, Joaquín se acerca un poco más a Janet, pero esta le dice: —    No te equivoques, aléjate un poco, no voy hacer nada indebido. —    Está bien, pero no me culpes, eres tan linda que no sé cómo hacer para controlarme. Mientras Joaquín y Janet hablan, alguien los observa desde lejos. En ese instante, Janet le pregunta a Joaquín: —    ¿Tienes hermanos? En ese preciso momento, se escucha una fuerte pisada, la cual alerta a Janet y a Joaquín. Haciendo que estos miren hacia todos lados. Janet se asusta, y de inmediato le dice a Joaquín: —    Siento que hay alguien aquí que nos está viendo. —    Son impresiones tuyas, el ruido que se escuchó, pudo a ver sido un animal. En seguida, Janet se levanta, y sin decirle nada a Joaquín, se va del lugar. Joaquín también se levanta, diciéndole a Janet: —    Espérame. En ese instante, comienza a llover fuertemente en Pedraza. Mojando totalmente a Janet y a Joaquín, quienes corren por el bosque. En el Arca, Adal se encuentra iracundo al no encontrar a su hija por ninguna parte, y le dice a Fanny: —    ¿Y esta jovencita se volaba así cuando yo no estaba? —    Cálmate Adal, te puede dar algo. —    Me va a dar, pero cuando la vea. Luego de unos minutos, Janet oculta a Joaquín en el establo junto a su caballo preferido, diciéndole a Joaquín: —    Quédate aquí, ya te traigo algo para que te seques. Joaquín mira el caballo, y de inmediato le dice a Janet: —    Veo que el caballo no le agrada de mucho mi presencia. —    Por eso te dejo aquí con Lona, él no te hará nada, si fuera Fuego, sí que podrías salir lastimado. —    De todas formas, no me siento seguro. En ese momento, Janet entra a su casa y para su suerte, Adal se durmió con el fuerte aguacero que azota el pueblo. Fanny aprovecha el momento en que su esposo esta dormido, y le dice a Janet: —    ¿A ti qué te pasa?, quieres matar a tu padre y a mí de un disgusto? —    Yo solamente estaba en nuestras propias tierras. —    ¿En qué parte? —    ¿Estaba en la quebrada? —    ¡¿Hasta a ya?! —    No le veo nada de malo mamá, me gusta ir a ese lugar. —    Está bien. Minutos más tarde, Janet toma dos panes y un pedazo de tela, y al ver que Fanny también se fue a dormir junto a Adal, va al establo y le da de comer pan a Joaquín. Y con el pedazo de tela le seca el pecho. En ese instante, Joaquín sujeta fuertemente a Janet, y le dice: —    Quiero que seas mi mujer. Janet no dice nada y se deja llevar por los besos de Joaquín, quien le quita toda la ropa y le hace el amor. Luego de unos momentos inolvidables, Janet se viste rápidamente, y le dice a Joaquín: —    Aprovecha que ya está escampando y vete. Joaquín le da varios besos en la espalda a Janet, y le expresa: —    ¿Cuándo no vemos de nuevo? —    No sé, vístete y vete, mientras yo voy a casa a ver si mis padres se han levantado. —    Está bien. En ese instante, Janet va a su casa y antes de abrir la puerta, Adal la abre, y le dice: —    Ya tu madre me dijo todo, solo iras conmigo o con tu madre hasta ese lugar. —    Si padre. —    Ahora que escampo ese terrible aguacero, vamos a donde están las vacas y los caballos. Janet se asusta, y le expresa a su padre: —    ¿Para qué? —    Hay que revisar que no se hayan inundado. —    Yo estuve viendo los caballos y todo estaba bien. —    ¿Y las vacas? —    También. —    De todas maneras, vamos a revisar otra vez… Temblando de miedo, Janet va a tras de su padre y ruega porque Joaquín, ya se haya ido de la caballería. Adal revisa el lugar donde se encuentra cada caballo, y no ve nada inusual. Luego revisa las vacas y el tejado, y tan poco ve nada inusual. Adal se da vuelta y ve a su hija muy nerviosa, y le dice: —    ¿Qué te pasa?, te veo muy nerviosa. —    Tengo frio. —    ¿Es solo eso? —    Si, vamos a casa, mañana seguimos trabajando. Adal termina haciéndole caso a su hija, y se va para la casa. Janet mira hacia tras en busca de ver a Joaquín, pero no lo ve. El día siguiente, Adal decide acompañar a Janet a repartir el poco pan que les queda en casa. Cuando Janet ve a Joaquín junto a varios militares, y hace detener el carruaje. De inmediato, Adal le dice a su hija: —    ¿Por qué te detienes? —    Eh… quiero confesarme en la Iglesia. —    Pero tú nunca lo haces Janet. —    Siempre hay una primera vez. —    Está bien, ¿cuánto te vas a demorar? —    Bastante. —    ¿Es que has hecho algo muy malo? —    No, como crees, solo es que siento la necesidad de hacerlo. —    Bueno ve, mientras tanto yo estaré cerca de aquí. Vendiendo los panes que nos quedan…  
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