La semana pasa rápido y sin ningún acontecimiento espectacular.
Llega el día del segundo partido, el equipo juega de local, hoy voy a conocer el estadio y las instalaciones y me pidieron específicamente que me enfoque en el equipo, sus rostros, el uniforme y el vestuario, obviamente tengo que hacer fotos del partido también.
Por lo que tengo que llegar uns hora antes y seguro tengo que quedarme una hora más cuando el partido termine.
Voy por mi cuenta ya que Carlos y Roberto no tienen que presentarse hasta minutos antes del partido, así que uso mi bicicleta y en menos de diez minutos llego al club, donde está la cancha principal. Siento que una buena idea de mostrar todo hoy podría ser fotografiar desde mi entrada y recorrer todo con la curiosidad de un visitante que viene por primera vez.
El club en sí, no es muy grande ni llamativo, absolutamente todo es verde y blanco, no está muy cuidado pero se nota que la gente que lo transita lo ama como fanatico y participante. Perdido en mi exploración termino en un corredor largo que lleva al vestuario y a la cancha, golpeo la puerta del vestuario ya que escucho voces y risas, tardan un ratito pero veo, sin saber con qué me voy a encontrar, como se abre de golpe y una cara redonda y sin pelo me mira fijo, al fondo las voces cesan y noto que todos están pendientes de lo que está pasando en la entrada.
-Hola, soy Sebastián, el nuevo fotógrafo del club
La cara redonda solo me miraba, y hasta podría jurar que sin pestañear, de un segundo para el otro estallaron carcajadas y la cara redonda también se río. Aparentemente yo era parte de una broma que no entendía o más bien consistía en hacerme sentir incómodo.
-Hola hola, pasa, entra. Soy Ignacio, estábamos esperando que pases por acá, ya nos pidieron que nos portemos bien y posemos lindos para ti.
Con mi cara roja, sentía mis mejillas ardiendo, sonreí también y entré al vestuario tratando de mostrar que no estaba nada incómodo. Sabiendo que como en cualquier vestuario, la mitad de los chicos estaban en ropa interior, otros a medio vestir, otros charlando y organizando cosas.
-chicos voy a sacar unas fotos del vestuario y las duchas, y antes de que se pongan el uniforme, me gustaría una foto de cada taquilla ordenada
Un murmullo de acuerdo pasó, y en unos minutos estaba todo ordenado y los jugadores lejos de mi cámara mientras trataba de hacer fotos decentes. Aproximadamente 20 pares de ojos miraban cada movimiento que daba.
El puesto nueve tenía mal acomodada la camiseta y justo cuando estaba por preguntar de quién era, sentí piel de gallina y una mano se posó en mi hombro derecho. A medio girar sobre mis talones aparece un cuerpo unos centímetros más alto que yo con pelo rubio oscuro y ojos verdes brillantes.
-dame un segundo, acomodo mi camiseta y te dejo hacer tu trabajo.
-bueno genial, le contesto, aún sintiendo la piel erizada en la espalda.
-soy Nick. Me dijo tendiendome la mano
Lo saludé sonriendo y se puso serio. Me pareció extraño el cambio en su mirada y decidí ignorarlo.
Media hora más tarde les tomé a cada chico una foto de cuerpo entero con su uniforme y una tribuna vacía de fondo.
La mitad del equipo tenía buena onda, compartieron bromas y charlaban amistosamente, otros estaban en su propio mundo. Y Nick, no sé, de vez en cuando hablaba y reía y cuando me miraba sus ojos se enfriaban.
El partido transcurrió tranquilo sin incidentes, los equipos empataron, tomé más fotos al finalizar con el saludo de buen juego, di un -chau en general a todos los presentes, tomé mi bici y me fui.
Más tarde esa noche, mientras revisaba las fotos en mi laptop noté que capturé, sin darme cuenta, por lo menos 27 fotos de los ojos de Nick. Esto me paralizó unos momentos, después me despabilé y las miré 5 veces mínimo a todas. No me pregunten que sentía al verlas por que no sé, quedé con la mente en blanco.
Las semanas pasaban, los partidos iban y venían. Viajaba en el colectivo con el equipo o en mi bici si era un estadio cercano. Los chicos tenían una buena racha porque avanzaban en la tabla de posiciones a buena velocidad.
El buen humor en el equipo era notable, los dos chicos nuevos estaban más integrados, uno de ellos era Nick.
Nick dios santo, sacarle fotos se había vuelto mi hobby más reciente y emocionante. Había partidos que me daba cuenta que lo seguía solo a él con mi lente y tenía que hacer magia para incluir a todo el resto del mundo en mis fotos. Por suerte para mi rara obsesión Nick era el goleador, así que de alguna forma le estaba tomándole mil fotos a la estrella, aunque ni yo me crea ese intento de excusa.
Los chicos de r************* y la radio del club estaban muy conformes. Yo mismo me sentía contento con mi nuevo trabajo, nadie me exigía ni me rechazaban fotos, por ahora todo iba bien.