Siento las gotas de sudor correr por mi espalda mientras veo como entra y sale mi pene de la apretada y caliente entrada de Sebas, lo agarro de las caderas con fuerza y me empujo cada vez más fuerte y duro, amo como grita mi nombre desesperado. Ruega que no pare, que siga más y más fuerte.
Imagino cómo sería cogerlo sin condón, piel con piel y aumento mi ritmo cada vez más irregular, empieza un cosquilleo en mi espalda baja y mis bolas están apretadas contra mi cuerpo. No aguanto más mi orgasmo está por explotar.
Me acerco a su cuerpo y le habló al oído, palabras de aliento y amor, con mi lengua le dejo un camino caliente y húmedo en la nuca.
Responde con gemidos y tiembla, murmullos sin sentido escapan de sus labios, está tan cerca, mi pene es estrangulado fuertemente, le rodeo el pecho y lo levanto contra mi, juego con sus pezones y se viene gritando mi nombre
-Niiiiiiick oh Nick mierda
-si cariño, vamos vamos
Me corro suspirando, cansado, temblando, salgo de su interior a ocuparme del condón y limpiarnos.
Una vez limpios nos acostamos y dormimos unas horas.
La vida no podría ser mejor que en este momento con Sebas abrazándome en cucharita, con su pierna entre las mías y su corazón latiendo tranquilo contra mi.
Pasan los días, y estamos cada vez más juntos. Él trabaja con sus cuadros, lo acompaño a tomar fotos, salimos a comer y al bar con los chicos del equipo, de vez en cuando nos juntamos con Jules y su familia.
Mis padres también están muy presentes, aman a Sebas, están felices.
Yo sigo jugando en el club, estamos cada día más unidos.
Hace un mes aproximadamente tuvimos un día complicado, nos tocó jugar de visitantes en una ciudad como a una hora de aquí. Sebas y los chicos de las redes viajaron con nosotros en el bus. El viaje fue normal, todos nos llevamos super bien, y nadie tiene problemas con nuestra relación, hasta he notado como dos de los chicos, Peter y John, se miran de una manera muy particular, le comente a Lucio y sospecha lo mismo que yo, pero vamos a esperar a que se animen a demostrarlo solos sin entrometernos. En fin, ese día al llegar al estadio contrario nos esperaba un grupo de chicos borrachos con carteles homofóbicos.
Fue un shock, en un instante tomé conciencia de la burbuja tan perfecta en la que estábamos viviendo, sin problemas ni insultos. Nadie nos odiaba por ser una pareja, ya la familia de Sebas no existía en la nuestra, que armamos con nuestros amigos.
El grupo nos gritaba y lanzaba cosas, tuvimos que quedarnos en el bus hasta que llegó la policía y autoridades del club. Sebastián estaba nervioso pero a la vez seguro de sí mismo, no lo noté dolido o avergonzado
-te amo bombón. Pase lo que pase con las cabezas de las personas, nosotros tenemos todo el derecho del universo de amarnos y ser felices
le dije acariciándolo
-lo sé guapo, solo me enfada que la gente se meta en todo, está mal que te griten e insulten por que estas enamorado. Me hicieron acordar a mis hermanos, ellos deben actuar de esta misma forma, y me duele que estén tan perdidos en su odio
-Todo va a estar bien Sebastián. Nosotros. Tus amigos te apoyamos, a los dos.
Nos dice John, el delantero que mira con ojitos brillosos a Peter
se escucha una palmada y Lucio dice
-vamos vamos. tenemos un partido que ganar y un montón de culos que patear
Todos gritan y silban.
Le doy un beso a Sebas y bajamos del bus
Una vez en el vestuario, al que llegamos escoltados por policías, el entrenador y el presidente de este club nos aseguraron que todo iba a estar bien, que juguemos tranquilos, ya la policía se había llevado a los borrachos de afuera. Así que todo fue sin mayores problemas, aunque ese partido lo empatamos.