Capitulo 14: Durmiendo con el enemigo Siento a Marco parado detrás de mi, sé que tiene una buena visión de mis nalgas pero no me atrevo a voltear porque me verá las ¡Tetas! y aún peor mi v****a, escucho su risa y espero que haga otro chiste, pero no lo hace en cambio su respiración se vuelve pesada y lujuriosa. En un rápido movimiento destiendo mi cama y me tapo con la sabana, esta vez para darle la cara al imbecil. -Bonito tatuaje, no sabía que tenías uno- susurra con voz ronca, que eriza mi piel. -¿Las dos neuronas que te quedan no saben avisar que llegaste?- pregunto frustrada, evitando enfocarme en la sensación que me provoca. -Ese refrán de niña de preescolar no te servirá conmigo, ni lograrán insultarme... Creí que eras más ingeniosa- se burla- Además, no tengo que avisarte nada.