Capítulo 4: Te crees una Kardashian
Un lunes hermoso llegó, con un sol resplandeciente y árboles que complementan un fabuloso paisaje, tal como cualquiera desearía iniciar la semana.
¿Cómo la inició yo?
Con una madre reclamando por tener una hija con demasiada libertad y diversión, ¡Por el amor a Cristo! Dos cosas: Una, soy mayor de edad y dos, ¡Tengo putos veintiséis años!
-Si mamá- respondí -Te prometo que dejaré de beber... Hasta que toque fin de semana- murmuré bajito, burlándome.
-Cariño me preocupe cuando vi las noticias- explicó.
-Y no han terminado-. Mirtha me tendió el periódico que acababa de recoger en la entrada, ambas negaban con la cabeza después de leer los titulares.
»Por una noche fue inspirada en un bar.
»La escritora Aldana Torres deja mucho que desear.
»¿Crea los libros con esa borrachera?
Y así muchos comentarios tóxicos en i********:, bloqueo mi teléfono sin prestarle mayor atención a las notificaciones para después tirarlo en algún lugar de mi cartera. El reloj marcaba las ocho y treinta de la mañana, estaba vestida con unos shorts y una camisa manga larga negra, mis bailarinas y una boina en la cabeza.
-Desayunare afuera- informé interrumpiendo la conversación de las dos mujeres.
-¿Con tu hermana?- pregunta mamá.
-No, con Jackie.
-Cuidate.
En el estacionamiento se encuentra mi bello auto, su color era blanco y lo compré con las ganancias de mi primer libro. Le quito el seguro y al encenderlo me pongo en contacto con mi amiga, si la llamaba llegando me haría esperar y odiaba eso.
-Baja, estoy aquí- dije cuando contestó.
-Mentirosa, ni haz salido- declaró, haciéndome reír a carcajadas -Te crecerá la nariz como a Pinocho.
-Deja de ser tan infantil y mueve tu trasero al auto, ¿O prefieres caminar hasta el restaurante?
-¡Ya voy!- colgó.
Negué divertida, podríamos ser adultas con pelos en parte que no nombraría jamás pero la inmadurez entre nosotras persistía y era resistente e inmune a los años. Estacione en la entrada de su departamento, cómo no había ni el rastro de ella me entretuve con algo de música en la radio.
»Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber porque ya no tiene novio.
Chille subiendo todo el volumen, amaba esa canción.
»Ella sabe cómo soy, si me llama, yo le doy porque yo no tengo novia.
Estaba en el máximo de mi concentración, que pegue un brinco del susto cuando Jackie azotó el vidrio para llamar mi atención. Quité el seguro y ella se montó, me saludó con un beso en la mejilla y se unió al coro.
»Si tu novio te termina yo te tengo la mejor medicina.
»Si tu novio te termina mezcla guaro con tequila.
En medio del semáforo nos reiamos a carcajadas, burlandonos de las estupideces que hacíamos mientras enotanabamos la canción, cómo bailar de forma que creíamos que era sexy pero realmente era horrible y muy vergonzoso, los otros autos nos pitaban poniéndonos malas caras. Minutos después ingresamos al restaurante, con cara de esas mujeres de antes no éramos nosotras y tampoco lo volveríamos a ser.
Me reí internamente de mi chiste interno, si estaba algo loca. Nos dieron una mesa al fondo, yo pedí un pan relleno con jamón y queso fundido, en Venezuela se llaman "cachitos" y un jugo de naranja, ella ordenó huevos revueltos con pedazos de pan tostado y un batido de fresa, jamás seremos fitness y el camarero se retiró.
-¿Cómo terminó tu noche del sábado?- me interesé.
-Rosa me enseñó algunas nuevas posiciones en el sexo- comentó en voz baja, aunque no teníamos a nadie cerca -Fue bastante bien para ser mi primera vez con una mujer.
-A mi también me sorprendió bastante, ¿Desde cuándo te gustan las chicas?
-Desde el sábado- murmuró, riéndose y yo la acompañé -Rosa es caliente y apasionada, sin embargo sigo sintiéndome atraída por el género masculino.
-¿Entonces eres bisexual?- inquiero.
-¿Por qué hay que ponerle nombre? Me gustan las personas, pero aún soy yo- opinó- Mamá se enfadaria si sabe que salgo con mujeres, creo que enloqueceria y mi padre, jamás se cómo reaccionará.
-Jackie somos mayores, ¿Qué importa lo que piensen?- dije -Tu pagas la renta, eres independiente.
-Para ti es fácil decirlo, jamás te criticaran por salir con un hombre y aunque este fuese tu caso, tienes a una madre comprensible- dijo cabizbaja.
El mesonero evitó que continuará la conversación, colocó nuestros platos de comida en la mesa y las bebidas, esperaba que se fuera, pero en cambio me tendió una servilleta, me confundo unos segundos hasta que se decide a explicarme.
-¿Podrías firmarla?- pidió- Soy fan de tus libros, pero mi jefe me botaria si traigo el ejemplar hasta acá.
Era tierno, sus cachetes regordetes ocupaban la mayoría de su cara y tenia ojos pequeños debajo de sus lentes rojos, me sonrió apenado y le devolví la sonrisa tomando el bolígrafo, garabateo mi nombre y se la entrego.
-Cuando quieras trae el libro, estaré encantada de firmarlo-. Sus ojos brillan de la emoción y se aleja sin poder dejar de agradecer.
-¿Será así todo el tiempo? Comienza a ser raro- se burla mi amiga -¿Te crees una Kardashian ahora?- suelta la risotada más grande que le he escuchado, llamando por completo la atención de los otros comensales.
-Maldita loca, baja la voz- demandó, esperando que la tierra se abra y me trague -¿Entonces que harás con Rosa?
-Fue cosa de una noche, tampoco necesito exclusividad y quiero seguir explorando mi sexualidad- explica maduramente- Nada de relaciones románticas para mí, por ahora.
-Eso es grandioso, me alegro mucho por ti y si de algo sirve, cuentas con todo mi apoyo-. Jackie me abraza, se que eran las palabras que debía escuchar y me siento bien por decirlas, ya que son verdad.
-Muy bien, basta de mi- dice, esto se pone tan peligroso cómo agua movedizas -Cuentame, ¿Qué te traes con el bombón de Ander?
-¿Really?- pregunto en inglés, es más cómo una frase que pienso suena bien, ya se los advertí... Tengo varios tornillos sueltos- Ander y yo somos amigos... Con derechos.
-¿Follaamigos?- curiosea.
-Si eso mismo, sin segundas intenciones.
-¿Y él lo tiene claro?-. Bufó, otra más - Es que se nota que siente algo, está que babea por ti.
-Jackie, nunca volví a tener novio después de Marco... Perdí toda la confianza en los hombres y con Ander me siento bien, fue mi primer sexo y ya.
-Marco, lo había olvidado- refunfuña -El muy imbécil se aparece de la nada en el bar, creyendose un superhéroe.
-Supermadrazo fue lo que se llevó, Ander no le dio tregua- dije riéndome.
-Ander, ustedes se deben una buena conversación donde dejen salir sus sentimientos... Le vendría bien, a ambos digo- aconsejó.
Lo dudaba, Ander jamás sentiría amor por mi... Era solo sexo, ¿No? Y esta era la parte que odiaba, la confusión. Si Marco destruyó mis expectativas en lo sentimental, mi padre terminó por pisotearlas al serle infiel a mamá con su secretaria y además llevaba una doble vida, hasta tuvieron un hijo. Aborrecía las relaciones, y él no lo iba a cambiar, ni Ander, ni nadie.
Ingreso en la editorial a las dos de la tarde, saludo con cariño a la recepcionista y voy directo a Carla, quien me espera para tomar el ascensor. Después de las noticias, anunciaron una reunión con la directiva para aclarar el problema.
-Mantente callada, yo lo resolveré- indica mi hermana.
Hoy usaba un traje de vestir rosado y una camisa beige, su cabello estaba recogido en una cola alta y el maquillaje natural. Mi mirada se cruza con la persona más nefasta en la faz de la tierra, intento en vano ocultar mi sonrisa al detallar su ojo morado.
«Ander que buen gancho, deberías meterte a boxeador»
Me pregunté que hacía ahí, no obstante supuse que se trataba de nuestro libro en conjunto así que me mordí la lengua durante la espera para entrar a la sala de juntas.
-Buenas tardes, bienvenidos a está su casa literaria "Editorial U&T"- dijo el dueño y ejecutivo, el señor Urdaneta.
Su cabello canoso delataba su experiencia, un hombre mayor de unos sesenta y tantos años, que lideraba una empresa ambiciosa en un comercio duro de mantener. Era viudo, desde hace mucho tiempo y su esposa murió de cáncer, a pesar de la penumbra, siempre tenía una sonrisa y trataba a todos con cariño, el sería la mejor figura paterna para mí. Vestía con un traje azul oscuro y corbata, en su muñeca un reloj Casio y un anillo de oro en el dedo.
-Tomen asiento- nos ordenó- Cómo sabrán, la señorita Aldana es noticia... Hasta me notificaron que era tendencia en Twitter, ¿Quién no después de una borrachera?
-Señor Urdaneta, me disculpo en nombre de mi cliente- intervino Carla, él la silencio.
-Aunque me gustaría otro tipo de publicidad- murmuró- Está ha sido refrescante, muestra que nuestros autores también son personas normales que salen a divertirse los fines de semana.
Mis ojos se abrieron por la sorpresa, mi hermana no podía creerlo y a Marco, ni volteé a verlo.
-Las ventas de "Por una noche" se incrementaron en más de un cincuenta por ciento- comunicó -Felicidades, vaya pensando en una segunda parte y le imploro, alejese de la prensa hasta que la marea se calme.
-Muchas gracias, señor Urdaneta- respondí feliz.
-En otras instancias, deseaba estar al tanto de los avances del nuevo libro entre ustedes dos- continuó- pero me inclino por la terrible curiosidad de los detalles de cómo mi hijo terminó en el mismo bar que la señorita Aldana y ahora vaga con un ojo morado por ahí... ¿Quién será el valiente que me lo explique?
«¡Alto ahí vaquero! ¿Cómo que su hijo?»