Capítulo 3: Una noche movidita
Marco estaba sorprendido por mi arrebato, llevaba un traje gris con una camisa blanca, su barba baja le daba un aspecto intelectual y sexy, con unos lentes de pasta y el cabello peinado.
«Cálmate, mantén la compostura»
-¿Es un chiste?-. Me evalúa con la mirada de pies a cabeza, una sonrisa leve se posa en sus labios- No estoy aquí por ti, ni tenía conocimiento de que estabas aquí.
-Amore, te encontré- chilló una mujer, se acercó a nosotros y le plantó un beso desenfrenado.
Mi boca cayó sin poder detenerla, mis mejillas se sonrojaron mientras presenciaba tal escena. Su melena caía en la cintura, su color rojo era muy llamativo, con esa ropa parecía una ramera por su poca tela. Usaba un corto vestido n***o, con unos tacones del mismo color, sin dejar nada a la imaginación.
-¿Y ella quien es?- indagó, frunciendo el ceño reparando en mi.
-Nadie- comenté forzando una sonrisa, dispuesta a irme.
El le susurró algo al oído, la música evitaba que escuchara así que me alejé con la poca dignidad que me quedaba. Mis amigos seguían bailando, disfrutando de su noche y a mi la vergüenza me carcomía.
-¿Estas bien?- preguntó Ander.
-Si- dije, tomando otro shot de tequila y luego uno más, hasta perder la cuenta.
-Amiga, tranquilízate -pidió Rosa, aunque ella estaba más ebria que yo.
-Tengo que quitarme un sabor amargo de la boca- les expliqué a todos.
-Yo te ayudo con eso- ofreció Ander, lo observe confundida y me quede petrificada cuando me beso.
«¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!»
Ander me estaba besando frente a los chicos, no me explicaba si era el alcohol lo que había impulsado a mi amigo a dejarnos en evidencia. Mi parte sensata se apagó, llevando consigo mi conciencia, me deje llevar en sus brazos, pegandome más a su cuerpo y profundizando la unión de nuestros labios. Me separo de él por falta de aire en mis pulmones, Ander tiene una sonrisa como si acabase de ganar la lotería.
-¿Mejor?- inquiere coqueto.
-Muchísimo.
Los silbidos no se hacen esperar, mis ebrias amigas nos animan y parecen muy felices, luego ella se besan y parece un festival de besos. Ander camina hasta la barra, para ordenar la nueva ronda de tequila y yo le pido ron con coca-cola para mi.
Consejo: No mezclen tragos, puede ser mortal.
El primer vaso estaba fuerte, el segundo un poco menos y al tercero ya me lo bebía como agua. Quinto trago, mi forma exótica de bailar atraía más de un espectador, el problema empieza cuando un tipo alto y fornido con camisa de cuadros y jeans, se pega más de lo éticamente correcto a mi cuerpo.
-Prefiero bailar sola- gritó por encima del ruido, él hace oídos sordos y continúa- Por favor, quítate.
Le envío miradas de "Auxilio" a Carla, ella busca a Ander para que venga por mi pero antes de hacerlo es Marcó quien lo golpea en el rostro.
-¡Maldición!- chillé, él sigue propinando puñetazos al desconocido y este se los devuelve con la misma fuerza.
-¡Marco!- exclama la mujer de antes, intentando llamar su atención en vano -¡Detente lo vas a matar!
Ander se une al espectáculo a los segundos, me golpeo la frente al darme cuenta de que en vez de irse en contra del imbécil de cuadros, impacta su puño con la mandíbula de Marco. Cómo si no bastara, Carla le da una patada en la bolas y Jackie lo cachetea. Rosa se mantiene distante, sin entender que pasa y la pelirroja sin nombre tiene intención de lanzarse hacia mis chicas, la veo amenazante.
«Ni se te ocurra»
Ella lo ayuda a levantarse, ya que cayó al suelo por el dolor y grita muchas palabras obscenas, finalmente llegan los guardias y nos escoltan a la salida. Unos flashes me ciegan unos segundos, afuera había una cantidad de reporteros y los chicos intentan ocultarme.
En el auto me percato de que la nariz de Ander chorrea sangre, estoy horrorizada. Saco unos pañuelos de mi cartera y lo limpio con delicadeza, el idiota de Marco acertó uno de sus golpes. Le pido dejar a cada una a su casa, primero mi hermana y me disculpo por como término la noche, luego Jackie quien se quedará con Rosa y por último mi departamento, donde me espera mamá.
-Oye, ¿Puedo dormir contigo hoy?-. Mi pregunta lo sorprende, le sonrió para calmarlo y el asiente.
Ander vive en una casa de dos pisos, en la planta principal esta la sala, la cocina y un baño de invitados, en la segunda hay dos habitaciones y otro baño, la primera tiene una cama matrimonial y una pantalla plana, pero mi parte favorita es el balcón y la otra se transformo en una oficina, él era arquitecto.
Cierra la puerta detrás de nosotros, el silencio se hace presente y le pido que se siente para ir por el botiquín de primeros auxilios. Remojo la tela de un pañuelo y lo paso suavemente para terminar de quitar todo el resto de sangre, tiene un pequeño corte en la ceja que también curé y le planto un pico en la cabeza.
-Estarás bien- le informé.
-¿Te he dicho que el título de enfermera te queda muy sexy?- susurra, yo me rió de su comentario regresando el botiquín a su lugar.
-¿Y yo te he dicho que eres muy mal seductor?- me burlé.
-¿Ah si? Ya verás- me amenazó.
Empece a correr por toda la sala con él persiguiéndome, mi risa parecía la de una foca que estaba por morir asfixiada y Ander me imitaba. Me capturó en sus brazos, lanzándome contra el mueble y quedo encima de mi. Mi respiración se volvió irregular y supe que estaba perdida cuando bajo su rostro, besandome nuevamente. Su olor me embriagaba, la ropa empezó a estorbar y término esparcida en el suelo, sus labios recorrían mi cuello y pronto mis pechos, me cargó en su regazo para subir a su habitación, una que era muy conocida para mi y después de unas largas horas de pasión, me entregue a él como la primera vez.
Mi cabeza retumbaba la mañana siguiente, Ander me tendió una pastilla y agua. Aún no me había vestido, estaba guardada en las fundas de las sábanas y me despreocupé por ser domingo.
-Tu teléfono sigue vibrando- comentó -Deberías contestar, ¿Lucía sabe que te quedaste aquí?
-Le mande un mensaje anoche, seguro lo leyó al levantarse.
-Es Carla, responde y yo me daré una ducha.
Eran pasadas las diez de la mañana en un día no laborable, quizás mi hermana quería hablar de la noche anterior pero yo solo deseaba olvidarlo. Refunfuñando acepte la sexta llamada, contestando muy a mi pesar.
-¿Qué quieres?- bufé- Podrías dejarme descansar un día, jamás volveré a pedir algo en mi vida.
-Enciende el televisor, esto te interesa.
Hice caso a su orden, en la pantalla empezaron a aparecer imágenes de cuatro chicas muy ebrias para caminar y un joven con la nariz rota, era la noticia destacada de los canales.
-Esa publicidad es dañina para el libro- informó -Es algo que no nos conviene.
-Fuimos a divertirnos a un antro, no es para tanto.
-Lo es- reclamó -Nos sacaron los guardias, hubo una pelea y mi madre querrá asesinarnos.
-Mamá si me preocupa- confesé.
-¿Aún no va a despertarte?
-Eh... Pues no, porque estoy lejos de ella.
-¿Cómo que lejos? ¡Están en el mismo departamento!
-Hola Carla- saludo Ander, saliendo con una toalla atada a su cadera.
-¿Ander? ¡Carajo!- chilló -¡Te acostaste con Ander!
-Luego te explico, ahora déjame en paz- dije colgando -¿Un segundo round?- propuse riendo, hoy quería una vida normal y mañana me preocuparía del escándalo.