—¿Pasa? —Miré la puerta mientras me ponía las sandalias blancas. Claire entró y miró alrededor de la habitación. —Vaya, esto está súper bonito. —¡Oye! Sí, pero no es acogedor ni hogareño —Me acerqué a ella y la abracé. —Es cierto, pero le da un toque elegante —Sonrió y me devolvió el abrazo. —Sí, supongo que tienes razón. ¿Estás lista para ir? —Me acerqué y recogí mis cosas. —Sí, hay una limusina afuera para nosotras con un desayuno ligero dentro —Se levantó las cejas. —Oh, ¡genial! ¿Me pregunto por qué estamos tomando una limusina? —Pregunté. —De verdad, estás emparejada con un príncipe lican, cuando se marquen el uno al otro, serás anunciada como una princesa frente a todos los licanes de alto rango y los alfas y betas de las manadas más fuertes en su territorio —Rodó los ojos.