Romina No me esperaba ver a Jacob entrar en la cafetería, me senté en una mesa en cuanto lo vi sonreír de esa manera y él se fue a la fila de clientes por pedir sin dirigirme la palabra por lo que supuse que era una coincidencia. No fue así, minutos después se sentó en mi mesa con su café en la mano para llevar, casi me atragante con el mío y comencé a toser. —¿Estás bien? — me pregunta juntando sus cejas en preocupación. — Sí, gracias— le respondo cuando recupero la compostura. El silencio volvió a la mesa por unos minutos más en donde volví a disfrutar de mi droga predilecta. Yo no sabía que decir y aparentemente él no quería decir nada y pues la verdad es que mejor por que si no.... — ¿Le dijiste a tu hijo que se van de viaje? —su pregunta me saca de mi mente. — Sí, está muy co