CARLOTA Un cosquilleo en mi espalda me hizo estremecer trayendo me a la tierra de los vivos el sábado por la mañana, el cosquilleo se repite al costado de mi acariciando también un de los senos, me remuevo, pero manteniendo los ojos cerrados. — La bella durmiente no quiere despertar — susurro alguien en monóxido y sonreí por inercia. — A la bella durmiente no la dejaron dormir anoche — replique con los ojos aún cerrados. Escuché una carcajada resonando en toda la habitación que me hizo sonreír ampliamente y abrir los ojos y allí estaba Viken gloriosamente desnudo, con una linda sonrisa y sus ojos brillantes, seguía acariciando mi espalda para mi total deleite, la noche anterior fue fantástica y terminó aún mejor, este hombre era insaciable y me encanta que fuera así, pero todo llega a