ROMINA No sabía que era más terrible si haber bailado sensualmente con mi jefe o que este sea el hombre que conocí hace años y fue mi revolcón de un día y estuvo tan pésimo que no me recuerda. Me di media vuelta lo más digna que pude para buscar a mis amigas, estas estaban sentadas en una mesa en la zona privada de la discoteca. — Querida, te pedimos un trago — me tendió CC el colorido brebaje que tome de una sola vez — ok, teníamos sed — apunto irónica. El sentido del humor de mi amiga era oscuro y pesado, pero nunca me molesto. — Mucha sed — afirmo dejando la Copa con un ruido sordo en la mesa. — Te vimos bailando con alguien, pero estaba de espalda y no lo vimos bien... — Me informa Mon, levantó las cejas de manera sugerente— no quisimos interrumpir. — Pues lo hubieran hecho, por