— Iré a supervisar la sesión de fotos — argumentó, balanceándose hacia adelante y hacia atrás. — Luego firmo esos papeles — se marchó hacia el ascensor.
Kaia suspiró al ver la actitud desanimada de su jefe.
Negó con la cabeza, antes de volver a lo que estaba haciendo y miró hacia los documentos que había al lado del teclado. Sin más, notó que alguien la tomaba de la muñeca y la levantaba de su sitio.
— Usted se viene conmigo. Tanto trabajar le pone arisca — comenzó a caminar.
Ella lo tomó de la muñeca para que la soltara, pero él tiraba de ella sin querer soltarla. Kaia iba arrastrando mientras le insultaba.
Las personas que estaban en esa planta los miraban sorprendidos. De pronto, él se giró hacia ella, la tomó de la cintura y se la puso en el hombro, mientras se dirigía hacia el
