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Cuando Virginia estaba en casa, pensaba en Octavio Hesser. «Quizás estoy siendo injusta, si él no quiere que vaya al viaje, ¿debería no ir? ¡No! ¿Por qué? Es una buena oportunidad, además eso podré ponerlo en mi curriculum, me servirá como experiencia decir que capacité y contraté a personal en otra ciudad por apertura de sucursal, ¿Por qué haces esto, copito de nieve? Eres tan frío y ardiente al mismo tiempo, ¡estoy loca, me haces sufrir! Ya no sé si te importo o solo juegas conmigo», pensó, sostenía la fotografía que había robado hace años de un gafete anterior del CEO. Octavio escuchó antes de salir de la oficina que, Luisiana, Julieta y Sergio serían quienes irían a la capacitación. Llegó a casa, cenó con sus hijos, incluso ellos se sorprendieron de que papá llegara. —¿Y cómo les f