Toque el timbre un par de veces, estaba impaciente, ansioso y feliz. Pero a la vez, no dejaba de pensar en una sola cosa. Liam. Ya que sé que Liam no es mi hijo ¿Qué haré con él? Tengo que hablar con mi abogado para ver que se puede hacer al respecto. -Oh, joven Austin pase adelante. ¿A qué se debe la visita? -preguntó Carmen la señora de servicio. -Vine para hablar con el Sr. Parker. -dije nervioso. -Pero claro, ya lo llamo joven, siéntese está en su casa.- Carmen subió las escaleras mientras yo me senté en el sofá y movía mis pies nervioso. -¡Austin! Pero qué sorpresa verle tan temprano. - su voz resonó en toda la sala y eso no ayudaba con mis nervios. -Buenos días Sr. Parker. -dije estrechando nuestras manos. -Por favor Austin, tantos años y todavía me llamas Sr. Parker. -soltó