Capítulo 1

2530 Words
Despidiéndose de su primo Alex, Roman entró a su despacho cerrando la puerta tras de él y cruzó la habitación para tomar asiento detrás de su escritorio, prácticamente dejándose caer sobre la silla. Inclinándose hacia adelante, apoyó los codos en el mesón y contempló los documentos que aún le faltaban leer y revisar sobre cierto trato con los humanos. Su ceño instintivamente se frunció al verlos y chasqueó su lengua sin poder evitarlo al saber que todavía le faltaba trabajo por hacer y corregir. Soltando un pesado suspiro, pasó sus manos por su cabello castaño, peinándolo todo hacia atrás y las dejó descansar un momento en su cuello, tomándose solo unos minutos para sí mismo. Desde que su tío Miles había vuelto y confirmado sus sospechas de perder de forma definitiva a Isaac, no solo había perdido a un m*****o de su manada, sino que también a un hermano y su segundo al mando, lo que por supuesto que no era un papel fácil de volver a ocupar. Sí, era cierto que su hermano Jude y su primo Alex le habían estado ayudando, intentando aligerar un poco la carga de trabajo, pero cada uno tenía a sus propias parejas destinadas de las cuales ocuparse. Además, si Roman era sincero, reconocía ser algo perfeccionista, por lo que si no hacía el trabajo él mismo, no quedaba satisfecho, lo que significaba que constantemente había estado comprobando lo que ambos alfas hacían, solo sumando más cargas de trabajo. Con su estómago tensándose de forma dolorosa, el alfa líder se enderezó y luego se inclinó hasta que su espalda se recargó en el respaldar del asiento. Colocando una mano sobre su firme abdomen, observó el techo y se concentró en su lobo en su mente, buscándolo. Alto, fuerte y silencioso. El lobo de Roman se mantenía extremadamente quieto, con su cabeza alzada y su hocico contra el viento. Algo cambiaria. Roman no sabía qué, ni cuándo, pero cuando su estómago se había tensado de esa manera y su lobo se quedaba de aquella forma, siempre habían ocurrido cosas. Ocurrió unos días antes de que su madre falleciera, poco después de que Elliot intentara ser vendido, cuando Jude conoció a Nathan a través de la foto, y de nuevo cuando su hermano menor se encontró con Noah. Ese presentimiento, ese sexto sentido, cada vez que aparecía, Roman no podía saber si se trataba por algo bueno o malo, y considerando que sus dos hermanos ya se habían unido a su pareja destinada, no podía imaginar de qué le podrían estar advirtiendo más que de un posible peligro inminente. Uno que tal vez ocurriría mientras viajaban hacia la manada Lancaster considerando que ese dolor en su abdomen había aparecido luego de que su tío les explicara la situación de Isaac y que decidiera viajar para comprobarlo él mismo. Razón por la cual se había estado esforzando un poco más de lo necesario en los últimos días, asegurándose de dejar todo listo en caso de que algo realmente malo sucediera o… En el peor de los casos, le ocurriera a él. Una pequeña parte de él creía que el destino finalmente se había acordado de su existencia y planeaba entregarle a su pareja destinada en aquel viaje, pero la parte racional y real en él, sabía que solo se trataba de ilusiones tontas. Si su destinado realmente hubiera estado ahí afuera, de todos los viajes que había hecho entre manadas y la ciudad, ya se habría encontrado con este, pero no había sido así. Y eso solo le dejaba una posibilidad. Observando los papeles sobre su escritorio, Roman profundizó aún más el ceño entre sus cejas. —Tengo que trabajar aún más —murmuró y tomó los documentos. Apenas y si había alcanzado a revisar uno de los cinco que tenía pendiente, cuando un golpeteo en su puerta perturbó su concentración. —Espero que sea de vida o muerte —anunció, sin muchos ánimos y sin quitar su mirada de los documentos. —Vaya, esa realmente no es una forma de recibir a tu tío —expresó el alfa contrario, abriendo a puerta—. Incluso Nathan fue mucho más amable, y ambos sabemos lo que le cuesta socializar con cualquiera a ese joven —comentó empujando un carrito con comida con una mano, mientras que en la otra sostenía a su nieta. —¿Necesitas algo? —preguntó, ignorando todo lo que había dicho anteriormente. —Sí, necesito que te tomes un momento —anunció deteniéndose en los sofás para tomar asiento con la pequeña Ava—. Ven aquí y relájate unos segundos. —Estoy ocupado —respondió, aun sin alzar la mirada. —Lo has estado en los últimos días, y por lo que me han comentado, desde que Isaac se fue prácticamente —indicó con cierto reproche paternal. —Sinceramente, no creo que sea algo de los últimos días, tal vez algo que los otros han descubierto últimamente y yo que no me he esforzado en ocultarlo —expresó distraídamente. —Roman, hijo —llamó con un borde duro que finalmente hizo que el alfa contrario alzara su mirada—. Sé que tienes trabajo que hacer como el alfa líder de esta manada, pero desde que te levantaste que no has tenido un solo descanso y ya ha anochecido —indicó, señalando detrás de Roman. Dándose media vuelta, si no hubiera tenido ya su ceño fruncido, Roman lo habría vuelto a hacer al contemplar a través del ventanal a su espalda, que su tío tenía razón. ¿En qué momento había anochecido si cuando terminó de hablar con Alex apenas el sol se estaba escondiendo? ¿Por qué el día tenía que ser tan corto con tanto trabajo por hacer? —Por tu rostro, puedo ver que pensabas que todavía era de día —observó. —Solo significa que me concentré mucho en el trabajo —descartó, y volvió a observarle, alzando una ceja al encontrar a la pequeña bebé de un poco más de un año intentando tomar la comida. —¿Y no ves precisamente el problema ahí? —bufó—. Todos necesitan descansar en un momento, Roman, Jude lo hace, al igual que mi hijo Alex y yo, tú también deberías de tener ese descanso para ti mismo —reprochó. —No llamaría precisamente un descanso o tiempo para ti mismo el cuidar de un cachorro —argumentó señalando a la bebé. —No hay nada mejor y más relajante que la angelical sonrisa de la pequeña Ava —sonrió como todo abuelo enamorado y embobado con su primer nieto. —¿A qué has venido, tío? Me encuentro un poco ocupado en este momento —expresó—. Partimos mañana a la manada Lancaster y todavía hay algunas cosas que necesito arreglar, mucho más desde que Jude insistió en que iría conmigo para comprobar también a Isaac y protegerme como mi ejecutor y jefe de seguridad —negó, obviamente no muy de acuerdo con la idea. —Primero, levántate de ahí y ven a asentarte aquí conmigo, jovencito —reprochó. —Difícilmente se le considera jovencito a alguien de casi 39 años —resopló. —Un bebé considerando mi edad y todo lo que viven los cambiaformas como nosotros —argumentó y señaló la silla individual frente a él. Observando los documentos por última vez, Roman decidió obedecer al alfa contrario para sacárselo rápidamente de encima y así volver a su trabajo. —Bien, aquí estoy —anunció tomando asiento en la silla. Sin decir una palabra, Miles se levantó de su lugar y dejó a su nieta en los brazos del otro alfa antes de mover el carrito más cerca para comenzar a dejar comida sobre la pequeña mesa de centro entre ellos. —Si te preocuparas un poco realmente por ti y no solo por el trabajo, tal vez te habrías dado cuenta de que tu estómago está rugiendo por comida por no haber comido algo desde esta mañana, o madrugada mejor dicho, según me contó un preocupado Nathan —indicó, volviendo a tomar a su nieta entre sus brazos una vez terminó—. Quiero que comas toda esa comida —ordenó. —¿Cómo sabe Nathan que no he comido desde esta mañana? —preguntó, sentándose más al borde de la silla para agarrar primero el sándwich de pollo. —No es solo él, niño tonto —negó mientras le hacía caras divertidas a la pequeña Ava para entretenerla—. Todos en esta casa se han percatado de ello, incluso Alex y Elliot —añadió. —Solo estoy haciendo mi trabajo como alfa líder, no deberían de tener preocupación alguna —comentó. —Se preocupan porque son familia y te quieren —expresó, observándole—. En un principio, estos días que estuve aquí y te vi tan ocupado, pensé que era una forma de distraerte o digerir todo lo que te había contado de Isaac, pero luego los demás me aseguraron que los últimos meses este has sido tú, solo trabajo. —¿Hay algo más que debería de hacer además de velar por mi manada, considerando que, a diferencia de los demás, yo no tengo una pareja destinada esperando por mí en mi cama? —expresó. —Le estás ladrando al árbol equivocado, niño, llevo mucho tiempo sin una pareja y mucho menos sin una pareja destinada y como puedes ver, mi vida no solo se centra en el trabajo —aclaró. Suspirando, Roman tomó el vaso de zumo y observó a su tío. —En primer lugar, tuviste una pareja y tienes un hijo, tu atención tuvo que ser divida por el bien de ustedes dos. Y no es que esté menospreciando tu trabajo o el de los demás, pero el alfa líder es el motor central, y si yo no trabajo, esta manada se va nuevamente a caer —explicó. —Uhm, ¿no estás siendo muy egocéntrico ahí al asegurar que no pueden trabajar los demás sin tu ayuda? —observó—. Tal vez realmente no entienda todo el trabajo que requiere ser el líder de una manada, pero según tengo entendido, tú por voluntad propia decidiste tomar todo el trabajo y rechazar la ayuda que ofrecían los demás —enfrentó. —Si realmente rechazara la ayuda de los demás, no habría permitido que Jude y Alex me ayudaran con los cargos que antes tenía Isaac —argumentó. —Los demás no son estúpidos, Roman —reprochó observándole con disgusto—. ¿Realmente creíste que no se darían cuenta de que estuviste sobre ellos supervisando cada uno de sus movimientos y revisando su trabajo? —No, pero tampoco pensé que importaría desde que no me dijeron algo —respondió con tranquilidad, dejando el vaso vacío sobre la mesa de centro. —Estás tomando demasiada carga de forma innecesaria —expresó con preocupación—. Debes de aprender a confiar un poco más en los demás, hijo, a dividir bien el trabajo. A nadie le sirve un líder que solo se preocupa de trabajar y no de su gente. En este punto, hasta Jude tiene más puntos de popularidad con los demás miembros de la manada que tú mismo —indicó. De forma instintiva, los labios de Roman se arquearon hacia abajo en puro disgusto. —No estoy aquí realmente por popularidad, sino que por mi trabajo y los resultados —aclaró—. Y seamos sinceros, sin importar lo que haga, algunos me siguen viendo como mi padre solo porque físicamente nos parecemos, así sea solo en nuestras facciones. —Tal vez si no pasaras todo el tiempo encerrado en esta oficina o trabajando aun cuando estás afuera en los terrenos y relajarás un poco tu rostro con una sonrisa, los demás miembros no te tendrían tanto miedo ni mucho menos temerían de hacer algo incorrecto —explicó—. A Jude ciertamente le temen por su fuerza, pero contigo solo es por tu carácter cerrado, distante y frío. —Bueno, me disculpo si no tengo mucho interés en socializar, pero es mi deber dirigir y mantener a la manada a flote luego de la precaria situación en la que la dejó mi propio padre —expresó no muy feliz. —Hace tiempo que ya has vuelto esta manada estable o no habrías ofrecido tu ayuda a Noah Lancaster cuando te la pidió —argumentó—. Incluso los cambios en los cuales trabajaste arduamente con tus hermanos dentro de la jerarquía han sido aceptados y has logrado que otros encuentren a sus destinados y que los omegas sean respetados. Creo que sería justo si te relajas un poco en este momento. —Es algo difícil de relajarme cuando aún no sabemos por qué los renegados han decidido atacar en grupos últimamente —comentó. —Sí, pero ese no es solo tú problema, es el de todas las manadas, por lo que no debes de tratar de ello por tu propia cuenta. —Tal vez no, pero si nadie intenta hacer algo por averiguarlo, nunca sabremos qué está ocurriendo y la próxima vez, podrían volver a atacar aquí —argumentó. —Repito, este no es un tema que debas de tratar tú solo, mantienes contacto con los líderes de otras manadas, háblalo con ellos y lleguen a un acuerdo para investigar —expresó—. Ahora, no vuelvas a intentar cambiarme el tema —ordenó. —No lo hice, solo dije un hecho —argumentó sin culpa. —Tus hermanos me dijeron que esta semana has estado peor con el trabajo que los últimos meses, ¿por qué tanta prisa en trabajar y tener todo perfecto? —cuestionó comenzando a rebotar suavemente sus piernas para hacer saltar a la bebé. —Si voy a ir a la manada de Noah, debo al menos tener una parte de mi trabajo hecha, ya sea por adelanto —respondió. —¿Y por qué Alex me dijo que en vez de darle más trabajo pareciera que se lo hubieres recortado? —argumentó. —Solo necesito unos ajustes hasta que vuelva —se encogió de hombros. —Esto es increíble, nunca creí que serías un alfa tan terco —negó levantándose—. Considero mi meta hecha con confirmar que no estás así de estresado por Isaac y por haberte hecho comer algo, pero ten por seguro de que cuando lleguemos a la manada Lancaster te quitaré el teléfono para que puedas realmente descansar —advirtió. —Soy el alfa líder, los miembros querrán mantener contacto conmigo, más aún Alex desde que lo dejaré temporalmente a cargo de todo, por eso quiero dejar todo listo —explicó levantándose también para volver a su escritorio. —Debes de aprender a confiar un poco en los demás y a relajarte —indicó Miles antes de abandonar la habitación con su adorada nieta. —Relajarme… —murmuró Roman, dándose vuelta para admirar a través de sus ventas el extenso jardín trasero, siendo iluminado por parte de la luz de su oficina. Su estómago se volvió a tensar y su lobo permaneció quieto y alerta. Esa definitivamente no era una señal para relajarse.
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