Tae Young no lo había expresado con palabras, pero sentía que ser Rey era la cosa más aburrida que existía, ya que su vida prácticamente consistía en despertar, caminar por su palacio, recibir al príncipe Won Goo cuando este lo iba a visitar y, en ocasiones discutir con el Emperador, y claro, también la dama Kim le había estado enseñando a bordar, pero no fue algo en lo que tuvo especial interés, sin embargo, aceptó las lecciones sólo por distracción. En realidad, no podía mentirse a sí mismo, el momento que él más disfrutaba eran las visitas del príncipe heredero, ayudarlo con algunas de sus tareas dejadas por sus tutores, y podía ver como el niño se volvía cada vez más apegado a él, hasta el punto de ser un poco mimoso, una actitud que desaparecía frente al Emperador, porque con él pare