Narra Clara No más burlas, no más juegos. Sus labios sobre los míos, presionando con fuerza, su lengua invadiendo la mía como una tormenta voraz, derribando mis defensas, destrozando mi armadura. Sabe bien, joder, se siente bien, la forma en que su hombre besa, a la vez posesivo y tierno, intenso y completamente presente, como si fuera la única mujer en el mundo que valiera la pena besar. Es increíble, y me presiono más profundamente contra él, consciente de que estoy cometiendo un gran error pero que ya no me importa detenerme. Nos besamos, lenguas, dientes, labios, todo encaja en ritmo hasta que él agarra mis caderas y me tira hacia su regazo. Jadeo, sorprendida, pero me siento a horcajadas sobre él y suelto un gemido bajo cuando lo siento ponerse rígido entre mis piernas. Santa. Mi