Narra Clara
Mi coño se aprieta de emoción y mis pezones están duros mientras él me aleja de la fiesta, sin molestarse en despedirse de nadie.
—Alguien está impaciente— digo mientras una de sus manos se desliza por mi vestido mientras subimos las escaleras. Apenas llegamos a la cima antes de que me empujen contra la pared, con mi pierna alrededor de su cintura. Jadeo cuando lo siento, duro como el hierro y presionado contra mi núcleo.
—Tienes toda la razón, estoy impaciente. He estado esperando esto toda la noche.
—¿De verdad?
—Desde el momento en que te vi antes.
—¿Por qué?
—Te encuentro tan atractiva que es casi doloroso— me muerde el labio inferior—.No sé qué me pasa.
—Soy muy encantadora.
—Eres sexy como el pecado. Me pones tan duro que duele y eso me gusta.
—¿De verdad? Quier
