El Ultromo 8 de mayo. —¡Qué día tan extraordinario! He pasado toda la mañana tendido en la hierba, delante de mi casa, bajo el enorme plátano que la cubre, la abriga y le da sombra a toda ella. Me gusta esta tierra y me gusta vivir aquí porque es donde tengo mis raíces, esas profundas y delicadas raíces que unen a un hombre al lugar en que nacieron y murieron sus mayores, que le unen a lo que se piensa y a lo que se come, a las costumbres y los alimentos, a las expresiones locales, la entonación de las gentes, los olores del suelo, de los pueblos y del mismo aire. Me gusta la casa en la que he crecido. Desde la ventana, veo el Sena que discurre, a lo largo del jardín, al otro lado de la carretera, casi en mi casa, el gran Sena que va de Rouen a Le Havre, lleno de barcos que pasan. A la