Punto de vista Xavier María golpeó en mi oficina, ya estaba con la quinta botella del día, llevaba muchos años sin sentir esa opresión en el pecho causada por la depresión, mi corazón estaba hecho trizas, y sobre todo, lleno de decepción. —Señor, abra la puerta por favor, lo están esperando. —Diles que no estoy para nadie, además ¿Quién va a venir a buscarme? —cuestione —Es la señorita Julia, señor por favor, salga un momento. «¡Julia! ¿Qué está haciendo ella aquí?» Aclaré mi garganta, quise mirarme frente a un espejo y mejorar mi aspecto, pero realmente ya no me daba el tiempo. —María, dile que no estoy —Señor, no puedo hacer eso, ya le dije que usted sí está en casa, por favor. Me estremecí al saberlo, simplemente me levanté de mi lugar y con pasos arrastrados, me fui