Punto de Vista Julia Abrí mis ojos con desprecio al ver la figura de Fernando frente a mí, apreté la maleta de copito y lo miré desafiante. —Pero ¿Qué coños haces aquí Fernando? —Sentía que las manos me temblaban producto de los nervios. —Amor por favor, ya ha pasado bastante tiempo, es hora de que hablemos, no podemos seguir así. Sacudí la cabeza incrédula por lo que me estaba diciendo ¿Amor? ¿Hora de que hablemos? ¡Maldito cínico descarado! —¿De que estás hablando Fernando? Yo no tengo nada de qué hablar contigo, nada en absoluto quiero que me dejes de buscar, ¡Entiéndelo! No comprendía sus verdaderas intenciones, ¿Para qué me buscaba? Fernando se tocó el entrecejo y su rostro se coloreó de rojo, de repente, empezó a llorar como si fuera un niño pequeño. —Se que me equiv