“UN DINERO MALDITO” Serem no logró pegar un ojo esa noche. Su madre prácticamente tampoco se lo permitió. Porque por irónico que pareciera paso el resto de la noche colocándole bolsas de hielo en aquel moretón que ella misma le había hecho al golpearla. Pero ahora todo había cambiado, Serem, su Serem había conseguido un empleo en el que le pagarían por adelantado, y eso era justo lo que necesitaban para aguantar otro largo periodo y sacar la salud del enfermo señor Keskin . No importaba lo que se sacrificara en el proceso, la salud del señor Keskin estaba pendiendo de un hilo, y Serem solo era el medio para conseguir un fin. Esta vez a la chica no lloro en su cama durante la madrugada, sino que templaba del miedo y la impresión de volver a sentirse humillada, y ultrajada. Más no te