CAPÍTULO 7

1276 Words
Sus labios suaves envolvieron a los míos. Sus labios que nublaban mis sentidos. ¿A esto se refería mi madre? La perdición del beso. Que te influencia, que te hace cometer locuras. No podías resistirte y tampoco negarte. Sus manos se pasaron por mi cintura y me envolvieron. Acercando su cuerpo al mío, intensificó su beso, un beso al que no pude negarme, mi lobo lo necesitaba. Paramos para recobrar el aliento, así que lo aventé lejos de mi. Me limpie los labios —¡IDIOTA!— lo mire furioso. —¿Por qué lo hiciste? —Solo quería hacerlo— sonrió. Me giré y comencé a caminar rápidamente para poder regresar y no verle la cara de nuevo. Mi lobo estaba más que feliz, pero yo... yo no sabía definir lo que sentía y odiaba tener este sentimiento por Noah, odiaba todo lo perfecto de Noah que ponía feliz a mi lobo. Al regresar a la casa fui directo a la habitación que me habían asignado y me encerré, me aventé a la cama y patalee ¿por qué me pasaba esto a mi? ¿Acaso la diosa Luna me odiaba? Me cubrí con las cobijas y me dispuse a dormir. Cerré los ojos y me dormí. Al día siguiente me levante en cuanto mi hermano lo ordenó, me aliste y fui a revisar el estado de los heridos. Me alegraba saber que sus heridas se recuperaban rápidamente y que pronto despertarían de la hibernación en la que estaban. Cambie el ungüento y aplique otro que previamente ya había hecho. Cuando termine de hacerlo salí de la habitación en la que se encontraban y para mi mala suerte me encontré con Noah en el corredor. Lo ignore y continué caminado. Él tomó mi brazo y me jalo hacia él. Me hizo entrar a la habitación que estaba ahí, para mi desgracia esa era la que me habían dado para mi y estaba completamente vacía. —¿Vas a seguir ignorándome?— me recargó contra la pared y acercó sus labios en mi oído. Su respiración hacía que mi piel se estremeciera, pero no iba a dejar que él se diera cuenta de eso —Te dije que no te necesitaba. Sin darme tiempo sus labios se unieron a los míos. Estaba completamente dominado por él, no podía negarme a besarlo, mi lobo estallaba de alegría al sentirlo tan cerca de mi. Su beso se intensificó, se volvió más salvaje. Pasó su mano por debajo de mi camisa e iba recorriendo lentamente mi cintura. Era extrañamente placentero el sentir su rose. Su mano suave que se paseaba por mi cuerpo. Mi lobo se encontraba satisfecho, pero yo lo odiaba. En la primera oportunidad que tuve lo aventé lejos de mi y rápidamente salí de ahí. Mi lobo necesitaba más de él, pero yo no. Apuradamente fui hasta donde mi hermana se encontraba y me quede cerca de ella, así Noah no se atrevería a acercarse a mi. —Robin— Elyan me llamó. Yo volteé a verlo y esperé a que me dijera para que me necesitaba —Iremos a la ciudad, hay algunas cosas que necesitábamos conseguir, tal vez no vuélvannos hoy así que Drago se quedará en mi lugar. —Está bien, vallan con cuidado— dije yo en un tono dulce —Los veré después, entonces. —Cuídense y no dejes que dañen a mi pequeño hermanito— dijo eso último mirando a Drago. Drago asintió y luego Elyan, junto a Noah y otros cinco se fueron. Al partir, Noah me miró y sonrió, eso me hizo poner nervioso y Drago lo noto ya que también me miró. —Bueno— hablé —iré a ver si los demás necesitan algo— trate de irme, sabía que si me quedaba ahí Drago intentaría hablar conmigo respecto a lo que había pasado minutos antes. —Alto ahí— dijo él en tono molesto. —En serio tengo que ir— seguí caminado. —Robin, no me ignores— Drago caminó detrás de mi. —No hay nada de que hablar, hermano— entre a la enorme casa. —Ya dime ¿Qué se traen tu y ese foráneo?— —No hay nada ¿Por qué debería haber algo? —Te conoce, lo conoces. Te mira y sonríe de una manera que no me agrada, te incomoda. Dime ¿Acaso el te ha estado molestando? —Solo salve su vida un día. Nos volvimos amigos, pero después nos alejamos es todo. —Hay algo que no me estás diciendo, yo lo sé— me miró fijamente. —Te lo juro— dije y desvíe la mirada ya que comenzaba a ponerme nervioso. No quería decirle que Noah era mi Mate, no iba a contarle que mi lobo se ponía contento cada que escuchaba su voz, cada que él me miraba o cada que me besaba. Solo siguió mirándome, estaba a punto de lograr que soltara la sopa. Siempre había sido así, siempre hablaba con él o con Adel, siempre le contaba mis problemas, pero no todos como a Adel. Él sabía perfectamente bien como sacarme la sopa. El aroma de esos monstruos llegó a mis fosas nasales y creo que también llegó a las de Drago ya que su mirada cambió. Rápidamente se dio la vuelta y comenzó a correr —Permanece aquí— ordenó. No sabía qué hacer. El aroma era distinto, pero estaba casi seguro de que eran ellos ¿Que ganarían atacándonos de nuevo? Nos habían quitado todo lo que teníamos. Esta vez solo desobedecí. Jamás había seguido las reglas y tampoco obedecía a nadie que no fuera mi mamá o Elyan. Salí detrás de Drago y comencé a correr hasta llegar a donde se habían reunido. Los demás también los habían olido y teníamos que hacer algo para que no volvieran a atacarnos. La última palabra la tenía Drago, él se había quedado a cargo mientras Elyan salía por las cosas que ocuparían. Era simple, pero incluso así aún tenía miedo de las consecuencias de su decisión. Aún no sabía si dar la orden para atacar u ordenar que huyéramos y dejáramos a los heridos atrás. —Está decidido— habló Drago después de un par de minutos —Vamos a permanecer aquí y proteger a los heridos, vamos a proteger lo que aún nos queda. Su voz se escuchaba temerosa y como no. Su decisión podía ponernos en peligro a todos nosotros. Todos asintieron y los más fuertes comenzaron a cederle a su lobo, para que cuando la hora de que el peligro llegara, ya estuvieran listos para atacar. Drago me llevó de regreso a la enorme casa y me encerró en una de las habitaciones para mantenerme seguro. Esas eran las órdenes de Elyan y Drago tenía que seguirlas. Yo permanecí ahí sin saber qué sucedía, sin poder ayudar en caso de un ataque y me sentí como un verdadero inútil. A los pocos minutos el aroma se intensificó y, ahora, se mezcló con el aroma a sangre. ¿En serio habían atacado a todos? ¿Los habían derrotado? No iba a quedarme encerrado ahí por siempre, tampoco era como si sirviera de ayuda. Solo quería saber que sucedía ahí afuera. Rápidamente salí. Todos se encontraban intactos, pero entonces ¿De donde provenía el aroma a sangre? Busqué el origen del aroma y pude ver a los monstruos heridos, ¿En serio había alguien más fuerte que ellos? Uno de ellos se encontraba tumbado en el suelo, mientras que el otro se acercaba lentamente hacia donde nos encontrábamos. —Ayuden...la— susurró antes de caer al suelo también.
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