CAPÍTULO 19

1086 Words
ROBIN Me levante de la cama, como de costumbre y fui a la ventana para recorrer las cortinas y que la luz de la mañana entrara y aluzara mi habitación. Después fui a cambiarme y cuando termine, salí de la habitación, listo para comenzar mi rutina diaria. —Hola, Robin— escuché a mi abuela saludar desde la puerta principal, lo único que decía que probablemente venía con mi abuelo también y ahí mi agradable día terminaría. Yo me giré hacia la puerta y la vi a ella, acompañada de la abuela de Zack —Hola— dije sorprendido. —Veo que tenía razón— alegó la abuela de Zack, mirando a mi abuela —El omega lleva un cachorro mestizo. —Es muy temprano para alegar— dijo mi abuela —Te advertí que si hacías un tonto comentario respecto a mi nieto no lo dejaría pasar. La abuela de Zack rodó los ojos y luego me miró —Debes sentiré afortunado— se acercó a mi y tomó mis manos —Dentro de tu vientre está creciendo la esperanza. —¿Eh?— mire a mi abuela —¿A que se refiere? —El hijo que esperas es símbolo de que las manadas podemos estar juntas y la larga guerra entre ellas va a llegar a su fin. —La próxima luna llena los sabios de las cuatro manadas se reunirán aquí para hacer el tratado y tú hijo será el símbolo de paz. —Pero ¿Por que mi hijo? —Eso es algo que no podrás comprender ahora— dijo la abuela de Zack —Pero pronto la diosa luna te iluminará. —Entonces— habló, ahora, mi abuela —Tienes que mantenerte fuerte y cuidar muy bien del bebé que esperas. Eso me cayó como balde de agua fría. Yo iba a deshacerme de él, ahora entiendo que la diosa luna me impedió aquello. —Si— susurré. —Bueno— dijo mi abuela y caminó hasta la puerta —Ya que los nuestros están por llegar, vamos a desayunar tranquilamente— la abuela de Zack caminó detrás de ella y luego lo hice yo —Martha cocino un estofado delicioso. —Más bien ambas lo hicimos— agregó la otra mujer. —Como sea, quedó delicioso— dijo y ambas comenzaron a reír. Llegamos a la casa de mi abuela, ahí ya se encontraban reunidos mi abuelo y el abuelo de Zack. Entramos y mi abuela saludo a mi abuelo con un beso y un abrazo, en cambio la abuela de Zack solo llegó y le dio una sonrisa a su esposo. Me sentía como un pequeño e indefenso ratón apuntó de ser devorado por una serpiente en medio de ellos, su simple presencia imponía superioridad y yo solo era un indefenso omega que no podía defenderse si llegara a ser atacado. Mi incomodidad se intensificó cuando mi abuelo me miró, su mirada me decía que yo era una plaga que debía ser eliminada cuanto antes. Trague saliva y me oculte tras mi abuela, así él dejaría de mirarme. Mi abuela me llevó hasta la mesa, en donde me hizo sentar, al lado de ella y frente a mi abuelo el cual solo comió en silencio. Cuando terminó, espero a que yo acabara y después coloco sus brazos sobre la mesa —Entonces— hablo y por ello yo volteé a verlo —Desobedeciste las reglas de la manada. —Yo— hable —Tenía que hacerlo. —Estoy decepcionado de ti— su mirada se mantuvo fija en mi, lo cual me hizo poner nervioso —Tenía mejores expectativas para contigo y lo único que obtuve a cambio fue tu desobediencia. —No tenía elección. —Si la tenías. Tu único deber era mantenerte aquí para que en el futuro te casaras con Zack y todo marchara bien, pero en cambio te apareaste con un foráneo y ahora esperas un mestizo que no lleva sangre pura en sus venas. —Noah es mi Mate— lo mire, pero su dominancia no me permitió mirarlo por mucho tiempo, así que volví a agachar la mirada —Perdón por no ser el omega que esperabas que fuera. El aroma a sangre llegó hasta donde todos nos encontrábamos, así que eso puso alerta a todos, mi abuelo fue el primero en levantarse y luego el resto. Salimos de la casa y a lo lejos se vio la silueta de un chico que, conforme se acercaba, se reconocía un poco más. Cuando estuvo a unos cuantos metros pude darme cuenta que se trataba de mi hermano Elyan. Cayó al suelo, estaba agotado y supongo que fue su lobo quien lo trajo de vuelta. Rápidamente corrí hasta él y comencé a auxiliarlo. —Resiste, hermano— dije tratando de curar todas las heridas que su cuerpo tenía. Los demás se acercaron y un par de ellos lo llevaron hasta una de las habitaciones de la casa del Alfa para que yo pudiera curar sus heridas mejor. Mientras curaba las heridas mi abuela me miraba —Estoy segura que en el futuro serás una buena Luna para esta manada— dijo cruzada de brazos —Tu madre si que hizo bien su trabajo. —No quiero ser la Luna de esta manada— dije yo. —Creo que ya debes saberlo, pero sino es así te lo digo ahora— la mire —Voy a irme con Noah en cuanto él vuelva. —Lo se— sonrió —No hay nada que ninguno de ustedes puedan ocultar de los sabios, pero ¿en serio crees que ese alfa que perdió el orgullo aún sigue vivo? —¿Por que dices eso? —La marca en tu cuello está desapareciendo. —¿Qué? Esa si que era una mala noticia, la marca que mi alfa me daba era permanente y solo podía desaparecer cuando uno de los dos muriera. Mi Noah no podía estar muerto. —Pero no te preocupes— ella se acercó a donde me encontraba y me arrebató de las manos lo que tenía —La marca aún no desaparece por completo, lo cual significa que él sigue vivo. —¿Cómo conoces mi marca? —Soy un sabio, nosotros tenemos poderes únicos que la diosa luna nos entrega— curó la herida que aún me faltaba —Ahora dejémoslo sanar— dejó las cosas a un lado y se giró, después salió de la habitación y yo salí detrás de ella.
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