Mi infancia no fue tan hermosa como la de alguien normal. Por "alguien normal" me refiero a una niña con dos padres, una abuela consentidora y un montón de juguetes bajo el árbol de Navidad. A mí, me toco ver cómo iban y venían hombres que me pedían que les llamara "papá" o los moretes en los brazos es mi madre en las mañanas. Esos que me intentaba ocultar con blusas de mangas largas y huevos y tocino de desayuno. Claro, un día mi madre consiguió trabajo de cajera en el supermercado. Luego, de supervisora de pasillos y después dejó de llevar hombres que intentaban meterse en nuestras vidas a toda costa. Pero si bien, ninguno de esos hombres logró algo, uno de ellos consiguió cambiar un par de cosas. Sin esos sucesos, no hubiese moldeado mi carácter y tampoco tuviese alguien a quien ¿Rec