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Enrique se siente muy agradecido por las palabras de Gloria, y le dice: — Vaya, me sorprende los ánimos que tienes. En ese instante, Enrique recibe una llamada de su tía Julia que le dice: — Hola sobrino, ¿cómo estás? — Hola tía, estoy bien. — Te llamaba por lo de Laura, en tres días toca pagar la mensualidad de ella en ese centro de rehabilitación. Y esta vez no puedo pagarla sola. Enrique muy apenado le dice a su tía: — No me vas a creer lo que me ha sucedido, pero eso no es excusa. Yo buscaré durante estos tres días la mensualidad de Laura, no te preocupes. — Bueno mijo, eso espero, porque lastimosamente Laura no tiene apoyo de su propia familia. Y la única esperanza de ella. Para salir de su problema es: De tu padre, la tuya y la mía. En ese momento, en el centro de rehabilita