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Estoy viviendo una gran pesadilla, ahora cuando más necesito mi celular se ha dañado. No lo puedo creer, dijo Enrique. David deja de comer su pan y le pregunta a Enrique: — ¿Por qué estás tan bravo?, ¿acaso hemos hecho algo mal? — No pequeño, es mi culpa por no cuidar este aparato al meterme a ese terrible aguacero, ahora tengo que irme hacia el terminal, pero te voy a extrañar. David extiende su mano y se despide de Enrique. En seguida, Enrique saca cinco mil pesos y se los da al niño, diciéndole: — Pórtate bien con todos, algún día nos volveremos a ver pequeño David. Enrique sin mediar más palabras paro un taxi, y se fue al terminal. En ese momento, en Jamundí, su primo Cristian llega a su casa muy cansado y le dice a su esposa: — Mañana es posible que venga un familiar a esta