Magie llevo a su amiga a un lugar donde sabia que podían hablar a solas, sin que nadie en el pueblo la incomodara con esas miradas indecentes con las que solían juzgar a casi todo el mundo. Había un lugar llamado “El mirador” cerca de la casa de Tessa, era un sitio únicamente para adolescentes, en donde solían aparcar sus autos para tener citas a la luz de las estrellas y de fondo las luces del pueblo enterrado entre las montañas. El lugar era precioso, pero de día, con la lluvia, la niebla y la luz tenue del sol intentando iluminar aquel sitio, parecía ser más bien un lugar sacado de una película de terror. —Cuéntamelo todo—exigió Magie tratando de guardar la calma sabiendo que su amiga necesitaba un hombro en el cual apoyarse. —Pensé que a estas alturas ya todo el mundo sabe lo que oc