Adam me acariciaba tan despacio haciéndome sufrir porque ya quería que me poseyera, pero, en cambio, Él me besaba por todo mi torso, gemía tan lindo cada vez que su lengua pasaba por un pedacito de mi piel, lo miraba hacerlo se veía imponente, grandote como Él solo, sus manos me recorrían por donde más podía, cada vez que alzaba la mirada y se fijaba en mis ojos decía “Te amo” eso me hacía sentir dichosa su amor, algo que antes no quería, ahora lo necesitaba y cuando lo externaba era como si estuviera viajando por las nubes. Llego a mi coñito y su lengua comenzó a hacerme recorridos por mi pubis, después por mi botoncito, su lengua juguetona, el bandido me observaba cuando me lamía allí creo que le gustaba ver mis gestos de excitación, sentí su lengua dentro de mi v****a la movía alreded