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Narra Laura Salté en mi silla, desesperada por ir al baño, pero tuve problemas para apartarme de esta lectura. Usando un bolígrafo como marcador de posición, finalmente cerré el libro y pasé los dedos por la suave tapa dura. ¿Cómo no había leído éste todavía? Fue tan fascinante. Los derivados eran mejores que el chocolate. Al salir de mi oficina para explorar los pasillos del último piso, fui en busca de un baño. Nadie me había dado un recorrido todavía, pero tal vez su asistente lo haría cuando regresara. Tenía muchas ganas de descubrir el resto del edificio. Cuando regresé, el señor Brown estaba parado en mi oficina con un monitor en sus brazos. Por una fracción de segundo, me pareció ver pánico en sus ojos, como un cachorro perdido. Pero la mirada desapareció tan rápido que pensé que