CAPÍTULO SIETE Riley no tuvo más pesadillas esa noche, pero, aún así, pasó muy mala noche. Sorprendentemente, se sintió completamente despierta y energizada cuando se levantó a la mañana siguiente. Tenía trabajo por hacer ese día. Se vistió y bajó las escaleras. April y Jilly estaban en la cocina desayunando. Las chicas se veían tristes, pero no tan devastadas como ayer. Riley se sentó en la mesa y dijo: “Esos panqueques se ven buenísimos. Pásenlos, por favor”. Se comió su desayuno y se bebió el café. Luego comenzó a darse cuenta de que las chicas se veían más alegres. No mencionaron la ausencia de Ryan, en vez charlando de otros niños en la escuela. “Son fuertes”, pensó Riley. Y ambas habían pasado por momentos muy difíciles. Estaba segura de que superarían esta crisis con Ryan.