¡No voy a aguantarme ese ruido!

1864 Words

De todo lo que dijo el cerdo de mi padrastro, lo único que me emocionó fue poder volver a mi colegio. Lo extrañaba. Allí había hecho mi preescolar y primaria, y la mitad del primer año de secundaria, antes de que me enviaran al internado, una decisión que, estaba segura, había sido sembrada por Camilo, mi padrastro, en la cabeza de mi mamá luego de haberse casado con ella. Las fechas coincidían. Después de la boda, no pasaron ni tres meses y yo ya estaba por fuera de sus vidas, con el uniforme del internado y asistiendo a clases de catequesis con las monjas. «Una señorita debe preservar su más grande tesoro, su castidad, hasta el día en que fuera consagrada con el sacramento del matrimonio». Fue la primera lección que aprendí en esa clase y, a partir de esta consigna, se fundamentó toda

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD