Ella se lo había ganado y con ese pensamiento en la cabeza, salió detrás de la barra, Kia estaba pendiente de cada movimiento, sin darse cuenta contenía el aliento a la espera de lo siguiente que el haría, ya que su declaración quedó sin respuesta y en su cara se leía la determinación, sus ojos verdes, además de oscuros, brillaban con malicia. —Así que… muy enamorada. ¿De Luis, supongo? —había llegado justo a su lado y ella le sonrió feliz pensando en el imbécil de Alcázar, le quito el vaso y lo dejo sobre la barra, le tendió la mano para ayudarla a bajar del taburete— ¡Nos vamos! —sonrió triunfal cuando vio el desconcierto en su cara, era lo único que necesitaba. Ni bien había puesto los pies en el piso alfombrado, Axel rodeo su cintura y la pego a su cuerpo, jadeo por la sorpresa y no