Pasaron otros dos meses y prácticamente sin darse cuenta, Kiara ya tenía seis meses trabajando en la empresa. Apenas y le ponía atención a Juan Manuel Sinisterra, que se había atrevido a dirigirle la palabra tan solo para ofrecerle cambiarla de puesto y mejorar sus condiciones laborales a cambio de que pasara una noche con él. A lo cual, ella le sonrió con incredulidad y se alejo sin darle una respuesta, pero Alejandra contemplo toda la escena y ese mismo día, mas tarde, la confronto. La mando llamar a su oficina y cuando Kiara se presentó, le abrió la puerta para que pasara y en cuanto cerro la puerta, le lanzo la pregunta sin preámbulos y de muy mal talante. —¿Qué pretendes con Sinisterra? —se cruzo de brazos en actitud altanera exigiéndole una respuesta. —¿Yo? —con sarcasmo se señalo