−Estoy de acuerdo con usted− convino el Duque−. Es increíble que un mensaje pueda llegar de Londres aquí en sólo unas horas. ¡A nosotros el viaje nos llevó casi diecinueve días! El oficial sonrió. −Sí, es una pena que los seres humanos no podamos viajar por medio del sistema Morse. Riendo por este comentario, los visitantes se acercaron a los hombres que estaban escribiendo los mensajes en clave. Lolita, en lugar de los aparatos, miró a los tres operadores hindúes. Uno de ellos era de piel más oscura, y ella supuso que provenía del norte. Mientras Lolita le observaba, el hombre levantó de pronto la cabeza, y a la joven le pareció que había dureza y hostilidad en la mirada que dirigió al Duque. Súbitamente, como si una voz le hubiera indicado lo que debía hacer, Lolita exclamó en ruso