— ¿D-de quien? — apenas le pregunté en un susurro y ella rió. — ¡De quien más, tonta! ¡De Kilian, obvio! — sentí mi corazón romperse en mil pedazos y tuve que reprimir un gemido ante el dolor. — Tu… ¿Estás segura, Eva? Ella asintió. — ¡Sí! Nena, ¿por qué lloras? Sé que soy joven y eso, pero podré con él y sé que Kilian me va a ayudar se que será un buen papá — Sí lloraba, lloraba porque oficialmente había perdido a Kilian, él de verdad ya no era mío. — ¿Kilian lo sabe? — susurré. — No, pero no se lo digas, quiero decirle yo — bajé la mirada y mordí mi labio. Había mentido diciendo que me iba a separar de Kilian, no quería pero ahora… ¿que se suponía que iba a hacer? ¿Cómo se compite con un hijo? ¿Con alguien de tu sangre? No lo sé, pero sabía que Kilian me amaba y demasiado, pero E