Jay-la Jay-la se sentó y le negó con la cabeza a Nathan cuando él la miró en busca de ayuda; los trillizos estaban bajando de todo ese azúcar que él les había permitido consumir, y ese bajón de azúcar estaba a punto de comenzar de verdad. Ella le había dicho que él sería el que tendría que lidiar con ellos, ahora estaban irritables y poniéndose de mal humor, incapaces de quedarse quietos. Ella sabía que iba a suceder. Nathan pensó que había sido lindo la última hora después de que terminó la película, lo felices que estaban, todos corriendo por la suite jugando juntos. Los estaba observando, sentado en el salón con ella, todavía sosteniendo su mano, sonriendo por lo felices que estaban. —Dos horas como máximo, estarán gruñones y haciendo rabietas, por todo ese azúcar que les dejaste come
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