Capítulo VII

3036 Words
Después de que el guía nos ha tomado la foto, la chica me pregunta algunas cosas más mientras el guía contesta una llamada en su celular, que oportuno, después de unos minutos la chica se despide y nos vuelve a dejar solos.   -        ¡Así que tenemos una celebridad en el grupo! – dice mirándome divertido con un gesto de asombro cuando la chica está lo suficientemente lejos, y aunque quisiera decirle que sí, quiero ser normal por un rato, sin que me miren como lo hizo esa chica. -        ¡No! – digo rápidamente – Shhh, no le digas a la chica, pero seguro me ha confundido, suele pasarme – el levanta las cejas con sorpresa, abriendo la boca en una gran “O”, mientras luego la cierra y la tapa con su mano para contener la risa – me confunden mucho, pero no me gusta desilusionar a las personas, ¿a ti no te ha pasado? – digo como si fuera de lo más normal -        ¡No! – dice riendo, por suerte ya estamos otra vez frente al CN Tower, así que el tour se ha terminado – ¿te gustaría ir a comer algo? Me gustaría escuchar esas historias – dice sonriendo, wow, que sonrisa tan bonita, por lo que asiento. Después de confirmar, se aleja unos metros de mí y reúne al grupo en un círculo – Gente preciosa, hasta aquí llega nuestro recorrido, espero que lo disfrutaran como yo he disfrutado conocerlos – dice aquello mientras me mira con una sonrisa, pero luego desvía su mirada al resto – les deseo que tengan una excelente tarde, ¿alguien tiene dudas?, quien guste dejar propinas o sugerencias puede hacerlo en el buzón que esta con mi compañera Carol.   Algunas personas se acercan a él para preguntarle algunas recomendaciones, otras se despiden y le dan las gracias, y yo, aquí estoy entretenida con mi celular mientras lo espero, las tripas me rugen, por eso no le dije que no, además ya le iba a pedir recomendaciones sobre donde podría comer.   A unos metros de mi veo como Gregory se va con la chica de hace rato, mientras la toma de la cintura, patán, solo verlo me molesta, ¿cómo puede existir gente tan idiota? Hombres en especial.   Cuando el guía ha terminado de hablar con todos, regresa a mi lado, pero no me he percatado de su presencia hasta que habla, distrayéndome de lo ensimismada que estaba en mis r************* viendo las historias de mis amigas.   -        ¿Arrepintiéndote de dejar al idiota del grupo? – dice el guía a mi espalda, del cual sigo sin recordar su nombre, me giro bruscamente para mirarlo con horror -        ¡Nunca!, en cambio, le mentaba la madre otra vez en mi cabeza por idiota – digo haciendo un gesto como si fuera lo más obvio y él se ríe. -        Hace mucho que no coincidía con una mexicana con carácter – dice divertido – vamos, solo pasaremos por mi suéter y nos vamos a comer -        Va, ¿está lejos?, es que tengo mi carro estacionado a unas cuadras de aquí – digo mirando mi reloj para revisar que no se me pase la hora del parquímetro – podemos ir en el -        Oh vale, si quieres vamos a ponerle unas monedas, el restaurante esta por aquí y podemos ir caminando – dice con una sonrisa ladeada -        Oh, en ese caso está bien. – digo sonriéndole para después ir por su suéter y luego a poner más monedas en la máquina del estacionamiento, aunque con el frío que tengo, creo que será buena idea irnos en el auto. -        ¿Estás seguro que está cerca? – pregunto dudosa al chico que está conmigo antes de meter las monedas al parquímetro - ¿Cuánto tiempo es de aquí a allá caminando? -        No lo sé, unos veinte minutos quizás – dice encogiéndose de hombros -        ¡¿Veinte?!, es mucho tiempo, me estoy muriendo de hambre - digo haciendo un gesto de sufrimiento – mejor vamos en el carro – propongo con una sonrisa -        Está bien, como tú quieras, pero el recorrido caminando de aquí a Rasa es precioso – lo miro y resoplo -        En este momento no me importa, no te ofendas, pero odio el frio, el sol esta por ocultarse y todavía tendría que regresar por mi auto, uff, no podría apenas me acostumbro a este clima. -        ¿Entonces estas viviendo aquí? -        Algo asi – digo haciendo una mueca, pues de verdad que no quiero decirle más – pero bueno vamos – digo mientras aprieto el mando del auto para quitar los seguros. Una vez que nos montamos en el auto y pongo la ubicación me doy cuenta que son justamente veinte minutos, pero en auto y aproximadamente una hora caminando, bueno quizás por lo bueno que esta este hombre no sienta esos cuarenta minutos caminando, pero yo con estas dos horas de tour me siento exhausta y el hambre me está poniendo de muy mal humor.   Creo que no lo pensé muy bien al aceptar comer con este hombre y mucho menos cuando le dije que fuéramos en mi auto, ¿en que estaba pensando?, apenas y lo conozco, para colmo no se ni su nombre y seguido, ¡podría ser un psicópata o asesino y yo como si nada!, a veces creo que mi sentido de alerta está dormido en las tinieblas de mi ser, sin pensarlo me pongo tensa, estoy planeando un escape si fuera el caso, han pasado cinco minutos desde que partimos y yo no he dicho ni mu, quizás piense que soy una rara, ¿y si piensa que quiero acostarme con él y por eso he aceptado? ¡Dios mío Céline! ¿acaso puedes ser más estúpida? -        Hey, – dice llamando mi atención en un semáforo en rojo, apenas y me he dado cuenta que ha puesto la música en el estéreo, me giro a verlo con algo de pánico marcado en mi rostro y el frunce el ceño confundido ante mi reacción – no sé qué estés pensando pero no soy ningún tipo de secuestrador o asesino, en mi defensa puedo decir que tú me estas secuestrando – concluye con una media sonrisa y levanta las manos a modo de rendición, ese simple gesto me tranquiliza, pero solo un poco, ¿Quién me asegura que es cierto lo que dice? -        Vale, lo siento, pero es que caí en cuenta que no te conozco de nada más que de hace dos horas y eres “el chico que me ha contado la historia de Toronto” y vamos a comer como si nada y pues... -        Te sientes insegura – concluye mi oración, por lo que asiento, me mira como pensando algo mientras yo vuelvo a ponerme en marcha – lo entiendo, incluso yo me siento inseguro contigo -        ¿conmigo? – pregunto incrédula -        Pues sí, me he subido a tu camioneta, una GMC Sierra del año, no ha pasado desapercibida a mis ojos y estoy preguntándome seriamente quién eres, hasta cierto punto eres intimidante – mierda, no veía venir eso, definitivamente, soy una persona que actúa antes de pensar las cosas. -        ¿De verdad? – pregunto con algo de diversión – pues en sí, el auto no es mío, es de la empresa en la que estoy trabajando, -miento – trabajo en una obra y mi jefa me ha dejado a cargo – vale he dicho algo de verdad. -        ¡Vaya! Así que mujer de negocios, ¿entonces si eres famosa? -        ¿Ah? – pregunto entre confundida y nerviosa, ¿acaso ha escuchado hablar de mí? -        Si, la chica de hace rato, el motivo de esta comida… - dice como si fuera lo más obvio -        Ah, ya, no, no lo soy, me suelen confundir con una chica famosa de mi país, pero no me gusta desilusionar a las personas que creen que han acertado, es grosero, ¿no crees? -        Mmm no, creo que me sentiría mejor si me dijeran la verdad -        Ya, pero es que imagínate, la vergüenza de la persona al ver que se han equivocado sumándole su desilusión. -        Bueno, si lo pones así quizás sí, total no les pasara nada por creerse que han visto a alguien famoso. -        Tengo una idea – digo mientras busco donde estacionarme pues ya estamos a unas cuadras del restaurant – vamos a cambiarnos los nombres, sinceramente no recuerdo el tuyo – digo mirandolo apenada – y tú no sabes el mío, así que como tú te iras a tu país y probablemente no te vuelva a ver, hagamos esta tarde de desconocidos, siendo nosotros, pero con otro nombre, si la vida lo quiere, nos volveremos a ver – digo encogiéndome de hombros - ¿Qué dices? -        Te gusta jugar eh – dice divertido – vale acepto, entonces, mucho gusto yo soy Luis – dice sonriéndome, que sonrisa tan bonita -        Yo soy Shakira, mucho gusto – y él se carcajea - ¿Qué? – pregunto como si no entendiera el chiste -        ¿Shakira? ¿Enserio? -        Vale, da igual, era inventado y yo soy fan de Shaki, qué más da si un dia quiero ser ella con un extraño que se llama Luis – digo sonriendo -        Está bien, tú ganas, entonces, vamos a comer, te va a encantar, es un restaurante de comida típica canadiense, la verdad es que es riquísimo y sin duda uno de mis lugares favoritos. -        Eso espero, no sé qué tan bueno sea el paladar de los peruanos, pero mi paladar de mexicana es exigente. -        ¡Hey tranquila!, ¿acaso has probado la comida peruana? -        Nop, nunca he ido a Perú. -        Entonces no puedes decir eso, espero que algún dia vayas, es hermoso y la comida es deliciosa. -        Entonces vamos – justo digo aquello cuando mis tripas resuenan hambrientas -        Vamos antes de que te devores por dentro – dice riendo y el simple hecho me da pena, pero termino riéndome con él. Es demasiado raro y excitante estar con una persona que no conoces de nada y que te sientas tan cómodo y en confianza, pues es justo lo que me está pasando con este sujeto, es guapo, divertido, carismático, bromista, ama viajar y tiene metas, a mi gusto es todo un partidazo, sobre todo es respetuoso, quizás me anime a viajar a Perú y conocer su país después de conocerlo, si todos los peruanos son así, sin duda ire. Él estaba en lo correcto, la comida es deliciosa, sin duda regresare con mi hermana a este lugar he pedido como muerta de hambre, pero es que se me antojaban muchísimas cosas al mismo tiempo, al final pedimos vino para acompañar los platillos, platicamos de cosas triviales, como la vida es aquí, el por qué se vino a vivir aquí, incluso me ha dado recomendaciones sobre qué hacer y ver, para mi mala suerte mañana regresa a Perú, no sé cómo ha venido a trabajar hoy si se va mañana, pero me alegra haberlo conocido. Hablamos sobre la vida, metas futuras, ambos estamos solteros, me dice que tiene una hermana y dos hermanos y yo le platico que tengo dos hermanas, lo de ser multimillonaria me lo guardo, solo le he dicho que me han mandado de la empresa de construcción en la que trabajo, dudo mucho que sepa en algún momento quien soy en realidad o incluso volverme a encontrar con él, incluso conversamos sobre el idiota que me hizo molestar y se ha reído de toda la trágica historia del canadiense que quería llevar a la mexicana a su cama y no tuvo éxito, es que de verdad que es un idiota cabrón que espero nunca volver a verlo en mi vida. El tiempo ha pasado volando, llegamos aquí a las seis y ya son las diez de la noche, es extraño como puedes congeniar instantáneamente con una persona tan rápido, nunca me había pasado, generalmente suelo ser muy cerrada y tiendo a analizar primero a las personas si me dan confianza, pero esto que hay aquí, es raro, pero se siente bien. -        Bueno creo que es hora de irnos - digo después de poner el dinero en la cuenta -        No, déjame invitarte – dice devolviéndome el dinero -        No, es más, yo no deje tips, y la que ha comido como muerta de hambre he sido yo, no es justo, si en algún momento nos volvemos a encontrar, te toca la siguiente – digo sonriendo. -        Lo dices como si de verdad nos fuéramos a ver otra vez. – dice mientras me observa dudoso de lo que he dicho. -        No lo sé, yo creo mucho en el destino, si pasa, podre decir que te lo dije y si no, podrás conservar este recuerdo como la mexicana promedio que te invito tu última cena en Canadá. -        Eres increíble – dice con una sonrisa mientras me mira intensamente – ojalá te hubiera conocido antes – al decir eso me hace sonrojarme, es la primera vez que tengo una especie de cita con un hombre y que esta no sea de trabajo, no hemos tenido silencios incomodos ni falta de platica, esto me parece irreal hasta cierto punto, me gusta, pero me asusta. -        Gracias, tengo mi encanto – digo haciéndome la importante para después reírme -        ¿Al menos me darás tu número? – pregunta con coquetería. -        Vale – sin esperar, tomo una servilleta y busco en mi bolsa alguna pluma, pero lo único que encuentro es un plumón, para después anotar mi número en ella – toma – digo entregándole la servilleta – escríbeme cuando encuentres a otro idiota al que pueda mentarle la madre – digo divertida y él toma la servilleta doblada. -        Está bien – dice sonriendo - vamos entonces – ambos nos ponemos de pie después de que he dejado el dinero junto con el recibo, vamos en silencio hasta mi auto, es un silencio agradable pero que sabe a despedida, él va andando a mi lado con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, mientras que yo tengo los brazos cruzados por el infernal frio que tengo, no es para menos, las calles están mojadas por el deshielo de la nieve – Bueno, hemos llegado – dice mirándome de lado -        Si… - digo con algo de decepción, pero es que hice un amigo y mañana se va - ¿quieres que te lleve a tu casa? – digo viéndolo como una oportunidad de pasar un rato más con él, pero solo me sonríe con los labios cerrados. -        Me gustaría decirte que sí, pero vivo a una cuadra de aquí, así que no hará falta -        Vale – no sé qué decir, las despedidas no son lo mío, así que juego con mi pie la poca nieve que hay en el suelo y centro mi mirada en ello. -        ¿Te puedo dar un abrazo, Shakira? – dice como temiendo mi respuesta, pero cuando dice mi nombre falso, escucho el sarcasmo en su voz, lo observo por unos instantes y después sonrío y abro mis brazos y sin dudarlo el abre los suyos y se pega a mi cuerpo, es un abrazo extraño, me siento nerviosa y mi corazón late como un loco acelerado, mi cabeza queda justamente a la altura de su pecho, y él apoya su barbilla en mi coronilla. Este abrazo dice mucho sin decir nada, puedo escuchar los latidos de su corazón tan acelerados como el mío, nunca pensé que esto podía pasar, la confianza y la conexión entre dos personas que acaban de conocerse. Después de unos minutos me separo de él volviendo a mi posición de brazos cruzados mientras el frio vuelve a mi cuerpo al separarme del suyo. -        Gracias – digo mirandolo fijamente a los ojos. -        ¿Por qué? -        Por hacerme pasar un momento tan agradable, tanto que hasta olvide que tenía frio – digo sonriendo a boca cerrada. -        Ha sido un placer, espero coincidir contigo en otro momento – dice sonriendo -        ¡Así será! – digo quitando el seguro de la camioneta – Me debes una comida – digo guiñándole un ojo para después subirme. -        No lo olvidare y te mandare mensaje cuando vea a otro idiota – dice sonriendo, yo cierro la puerta y le digo adiós con la mano para después arrancar el auto, él se queda ahí observándome partir, sin moverse de su sitio, pero con una sonrisa plasmada en su rostro mientras yo me voy alejando colándome en el tráfico nocturno de la ciudad al que apenas me estoy acostumbrando.     Hakan   Esa mujer no sé qué me ha hecho, pero desde ya, esta clavada en mis pensamientos, sin duda le mandare un mensaje ahora. Busco en las bolsas de mi pantalón la servilleta que me dio con su número, pero no la encuentro y el pánico de lo idiota que pude haber sido al perderla en unos minutos me enoja, busco en todos los bolsillos de mis prendas, pero no hay nada.   En un segundo miro hacia el suelo y ahí está, empapada y aplastada, seguramente por mí.   -        ¡Mierda! – bufo molesto - ¡Agg!¡No puede ser, es plumón! – ahora todos los números están distorsionados - ¡Excelente Hakan, ahora solo tienes que esperar a que el destino la vuelva a poner en tu vida otra vez!    ¡Que coraje!, molesto guardo el papel en mi chaqueta, quizás pueda resolver que números son con la secadora, suelto un grito ahí a media calle, de lo idiota que fui mientras de camino a mi casa solito me voy diciendo idiota. Justamente podría enviarle un mensaje ahora y decirle que ya encontré al primer idiota y soy yo.   -        Idiota – espeto para mi molesto   No creo mucho en esas cosas del universo, pero ahora solo deseo que de verdad suceda algún dia no muy lejano, pero mientras eso sucede tengo que terminar de empacar mi maleta. 
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