Capítulo III

819 Words
- ¿Divagando en tus fantasías Céline? - dice Bittori interrumpiendo en mi oficina, aunque estaba en lo cierto, porque no la he escuchado entrar, la miro con una media sonrisa. - Algo así – digo mirándola rápidamente, no tiene sentido decirle que estaba pensando en mi trágica y fracasada vida amorosa - ¿Ya viste que estará cayendo un torrencial de nieve en Toronto? - digo haciendo una mueca de sufrimiento. - ¡Si!, ni te imaginas lo feliz que me hace, - chilla emocionada - a mis treinta y dos años conoceré por fin la nieve, ¡que emoción! - ¡Ugg! - gruño revirando los ojos. - Venga mujer, será increíble, ya sé que odias los lugares fríos pero justamente venía a decirte que fuéramos de compras, necesitamos outfits para esos climas y sé que no es el tipo de prendas que abundan en tu closet - suspiro lastimosamente desparramando mi mejilla en mi mano mientras estoy recargada en mi escritorio - También venía a decirte que tenemos cien postulantes hasta ahora, así que probablemente el shopping de hoy nos distraiga un poco, porque llegando a Toronto estoy segura que estaremos de entrevista en entrevista, así que mueve ese culatxo que te cargas hermana - dice lo último en un tono muy divertido que me causa gracia y sin más la sigo para irnos de shopping, qué más da, no puedo contra ella cuando se pone en plan o me sigues o me sigues. Debo decir que me da algo de nostalgia y temor perder a Bittori, no perder tal cual, pero es que ya se va a casar y luego vienen los hijos y muchas cosas más, mientras yo sigo sin conocer a nadie, mis amigas están casi todas comprometidas y casadas; desde que me volví una especie de woman icon del emprendimiento, mis amistades se redujeron, digo, siempre fui el tipo de chica que habla con todos, pero no todos son sus amigos, pero al estar yo en esta posición, salieron los “amigos” que no eran amigos, ya saben, solo se movían por intereses. De mis hermanas, Bittori es con la mejor me llevo, quizás porque somos casi de la misma edad y es más abierta, comparándola con Ágata y su temible sentido de “debes hacer lo correcto”. Ágata es la mayor de las tres, fue más duro para ella al ser la primera, es algo que he observado, los padres siempre son todo tipo de “mano dura” con el primer hijo, es una especie de ratón de laboratorio y el resto les valemos madres quizás, ese fue el caso de mi hermana, aunque ser madre soltera para ella fue lo peor del mundo, se sentía juzgada por personas que creo que nunca la han visto en su vida, en fin bastante cerrada para muchos temas pero es muy buena dando consejos y apoyo incondicional, siempre le he dicho que es mi segunda madre, incluso se comporta como tal aunque ya tengo 29 años y soy su jefa; desde que se divorció y mi sobrino no la deja ni respirar, es más complicado hacer algo divertido con ella, la amamos, pero entendemos que ahora no somos su prioridad como hace ocho años. De mi grupo de amigas, puedo decirles que son mis mejores amigas y de verdad que las adoro, pero nuestras vidas simplemente han tomado rumbos diferentes, unas son madres, otras están ensimismadas organizando su boda, otras andan de locas saliendo con muchos hombres y en fiestas, digo, somos un grupo de seis contándome entre ellas; Daniela es el alma de la fiesta, tiene un empleo estable y odia los compromisos y casi todos los fines de semana por no decir todos, sale de fiesta; Juliana es madre de dos hermosas niñas, no está casada pero si vive con su novio, tiene un trabajo muy mal pagado que ella ama con todo su ser; Camila tiene un precioso hijo que seguro será un rompe corazones de mayor y se va a casar en cuatro meses; Elisa se comprometió hace un mes y aunque su boda será hasta el próximo año ya está organizando todo, es la más organizada de las seis, era normal viniendo de ella; Ginger es la loca bohemia viajera del grupo, si en algún punto pensé que Daniela era la más alocada, me retracto después de la vida que lleva Gin, aunque esa nueva versión suya fue después de terminar su relación de ocho años y yo, yo soy la emprendedora y mujer de negocios del grupo y escasa vida social. Está claro que cada una anda en su mundo, después de salir de la universidad cada una hizo su vida y nos hablamos a veces, pero concordar en horarios para vernos todas es todo un problema, como ahora que no podre ni siquiera verlas antes de irme a Canadá por unos meses.
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